Capítulo 4 "Invitación"

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Despertó con los rayos del sol acariciando su rostro, se sintió extraño al ser el primer sábado después de tanto tiempo en despertar solo, se había quedado dormido pensando en su sexy y hermosa compañera de trabajo, en sus besos, en su suave piel; se levantó a regañadientes por el insistente tono de llamada de su celular al otro lado de la habitación.

-¿Hola?- atendió adormilado.

-Santiago, lamento despertarte- dijo apenado el hombre al otro lado de la línea.

-No te preocupes Eddy ¿Qué pasó?

-Me acaban de avisar de un evento en una fundación hoy- dijo entusiasta Eddy.

-Ok ¿A qué hora?- contestó en medio de un bostezo.

-A las ocho y treinta de la noche debes estar ahí- sentenció-, ocho y treinta Santiago, siempre llegas tarde.

-Lo haré Eddy tranquilo- suspiró.

-Otra cosa- mencionó Eddy- sé que no te gusta hacerlo así pero espero que no tengas problema.

-¿Con qué?- respondió desinteresado.

-Debes llevar una acompañante- dijo tranquilo-, pero mucho cuidado con quién llevas, la última vez fue un caos.

-Por eso nunca llevo a nadie, pero tranquilo amigo- soltó una carcajada-, sabré muy bien a quién llevar ¿Dónde será?

-Salón los Álamos, es cóctel para que le informes a quien invites- dijo Eddy.

-Hecho- contestó Tiago-, nos vemos al rato.

Tenía una larga lista de mujeres dispuestas a acompañarlo a ese evento pero él sabía a quién invitar, desde el momento que Eddy le mencionó el requisito lo supo, sin dudarlo buscó entre sus contactos y pulsó el botón de llamar, tres timbradas y oyó su voz al otro lado de la línea.

-¿Hola?- respondió la mujer.

-Hola Miranda buenos días- contestó alegre-, ¿Cómo estás?

-Bien Tiago, gracias- contestó nerviosa-, ¿Y tú?

-Muy bien, oye ¿Tienes algún plan para hoy?- preguntó ansioso.

-Amm... No- respondió ella cada vez más nerviosa.

-Hoy tengo un evento en una fundación y me preguntaba si aceptarías acompañarme- soltó de repente.

Al otro lado Mindy se había quedado perpleja ante la invitación de Tiago.

-Mindy ¿Estás ahí?- preguntó nervioso.

-Sí, sí, disculpa- respondió enseguida-. Está bien, acepto acompañarte.

-Perfecto-contestó emocionado-, paso por ti a las ocho de la noche, es un cóctel.

-De acuerdo, hasta entonces- respondió alegre.

Su día estuvo tranquilo de cierta manera a comparación de la semana tan cargada de trabajo en la oficina; su rutina diaria de ejercicio, compras del hogar, un ensayo en el salón con los músicos que lo acompañaban a ese tipo de eventos, en todo el día no dejaba de pensar en la mujer que sería su acompañante, extrañamente le emocionaba la idea de llegar con ella, siempre estaba acompañado por féminas hermosas pero jamás había sentido tanta emoción como ese día, planeó seducirla esa noche, conocía ese tipo de eventos y sabía que tenía muchas oportunidades de hacerlo.

Eran ocho y diez cuando sonó el celular de Miranda, era Santiago diciéndole que estaba afuera de su edificio, tomó su bolso y salió de su departamento, echó un vistazo a su apariencia en el elevador, decidió usar un vestido esmeralda ceñido a su cuerpo, resaltaba exquisitamente sus curvas, unos tacones negros de aguja, optó por usar el cabello lacio de nuevo, al llegar a la salida del edificio él la esperaba recargado en su auto, con un fino traje color negro acompañado de una camisa blanca y corbata negra y claro, una sexy sonrisa asomando por sus labios.

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