3. Mía

15 3 0
                                    

Marihela

<<Après>> No, Dylan.

Estoy soñando. En definitiva esto debe ser un maldito sueño.

El miel de sus ojos se conecta con el mío. Mi Respiración se vuelve desigual pero busco la forma de que no se note. No sé cómo sentirme al respecto. En definitiva no me imaginé verlo un día así como así. Supuse que si lo llegaría ver de nuevo seria más preparada. Con tiempo de asimilar todo. Supuse que avisarían de su visita y yo podría canalizar mis sentimientos. Aquí siento que todo me llega de golpe. El dolor me llega de golpe. La angustia. La vulnerabilidad. Siento que todo vuelva como la primera vez que me dijeron que se fue a la mierda. Siento todo de nuevo como a flor de piel y aquí es donde me doy cuenta que me quede con ganas de decirle tantas cosas. De insultarlo. De gritarle a la cara que fue un maldito cobarde por irse así como así sin decir nada. Sin despedirse. Sin siquiera dar la cara.

Trago grueso. Lo desafío con la mirada queriendo demostrar la mayor mentira del mundo. Que su presencia me es indiferente.

Lleva un traje caoba de tres piezas, esta completamente arreglado, a excepción por el cabello que esta un poco desordenado, como si estuviera apresurado, mantiene los brazos a los lado. Está más alto. Yo diría que unos cuatro centímetros más... Tiene una barba de días creciendo lo cual lo hace ver más maduro. Sus facciones están más definidas que antes y en definitiva ya no es un chico de tan solo diecinueve años, es un hombre por donde sea que se le vea, parece de unos veinticinco años.

Saca una leve sonrisa. Eso calienta más mi corazón de lo que quisiera y a este punto ya no sé que predomina más. Dolor, traición, emoción, dicha... Ya ni siquiera me entiendo.

–Pervertida –Me estremezco con su voz, esta más gruesa. El hombre se ve completamente atractivo por donde sea que se le mire. Es completamente perfecto en cuanto apariencia se trata. Ya por dentro no se que tan mierda resultó ser. Resulta que al final nunca lo conocí de verdad.

Me recompongo rápidamente y vuelvo a mi porte.

–No –Respondo como si nada como si de verdad su presencia no me importar su presencia. Es raro sabe que le estoy dirigiendo la palabra a él –Yo soy Marihela Matheus... En todo caso Mare –Mi voz sale calmada, como si no tuviera ningún efecto en mi su presencia.

Esta a menos de un metro mío. Su cercanía me provoca mucho, causa en mí una sensación que no sentía desde hace tiempo, esa seguridad y calor que me recorre no debería estar en mi, no debería seguir pasando y no debería afectarme como lo hace.

Luzco completamente normal, saco mi voz normal y mis actitudes normales, no muestro ningún cambio con su cercanía, luzco desinteresada y lo intento ignorar por completo. Por lo menos siempre he sido buena actuando.

No bajo la mirada, la mantengo en alto.

–,¿Me podría dar un permiso? –Indago como si nada, con el desinterés de la vida.

El olor a coco me envuelve. Tristemente el olor también recuerda y mi nariz siempre va a asociar el coco con la seguridad. Con la protección que sentí en su momento. Me es relajante.

Idiota ¿Por qué coño sigues sintiendo?... no deberías hacerlo... no deberías quererlo y no, no debería importarte.

–Mare yo...

No quiero escucharlo, no quiero seguir escuchando esa voz, no quiero que su voz me cause el calor que me recorre, porque si, efectivamente mi cuerpo de mierda, no entiende lo que es no querer que alguien te provoque o interese. Y para mí pésima suerte este hombre me sigue gustando y atrayendo porque mi piel recuerda y siente más que yo.

Kalon #2 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora