Extra 1/3

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Christian

Salgo del cuarto con el teléfono en mano.

–¡¡Listo!!

Escucho el grito de Simón desde abajo. Sonrío para mis adentros y camino con tranquilidad. Llego hasta el final de las escaleras y veo al Pelinegro en la puerta de la cocina.

–Sientate en la mesa del comedor.

Tal como lo ordena camino hasta la mesa. Dejo el teléfono a un lado y me centro en el Pelinegro quien sale de la cocina con una bandeja. Dicha bandeja lleva un plato de comida junto a un vaso de proteínas siendo la bebida que tomo todas las mañanas.

–Voila –Da una pequeña reverencia y deja mi desayuno en frente de mí –Huevos rotos, tocineta y salsa de ajó. No te atrevas a decir que no te quiero. No le preparo el desayuno a cualquiera. Mejor dicho. No le cocino a nadie –hace un mueca que me hace reír –¿Te estás burlando de mí bello acto de amor? –Dramatiza –Así agradecen hoy en día los regalos.

–Tan desconsiderado yo.

Sonríe.

–Feliz cumpleaños, idiota.

–Gracias. Yo también te quiero.

Se ríe.

–Ruega que tenga buen sabor. En mi defensa no es una prioridad para mí hacer comida.

Veo la comida frente a mí y de verdad ruego que si tenga buen sabor. Le tengo poco aprecio a la cocina y no quiero terminar de joder ese amor-odio y volverlo odio, odio.

Hago una mueca y me decido por tomar un trozo de los huevos rotos. Con duda lo llevo a mi boca y solo veo la sonrisa feliz y emocionada del pelinegro que espera mi crítica. Lo pruebo y noto al instante que se pasó de sal. Su rostro expectante espera una declaración de mi parte. Pruebo el bocado que a pesar que es comible, si tienen sal de más, aunque no soy capaz de decirlo porque su emoción no me deja quitarle esa felicidad de hacer algo por si solo. Además que es parte de su regalo.

–Esta delicioso. Gracias –Le sonrío sin ser capaz de destrozar su orgullo propio –Como concejo. La próxima vez, ve echándole sal de a poco. Así buscas el punto exacto.

–¿Me pasé de sal? –Indaga borrando su sonrisa.

Niego.

–Esta bien. Relajate. Solo es un truco para que mejores.

Pruebo la tocineta con salsa de ajo y esta si está perfecta. Sigo con mi desayuno y junto el vaso de zumo lo paso con facilidad. Por lo menos el huevo.

–¿Tus hermanos vienen?

Asiento

–Si. Le dije a Dylan que me ibas a hacer una reunión y que le avisará a los demás.

Asiente.

–¿A qué hora vienen?

–Ni idea. Vienen todos juntos así que de aquí a que todos se arreglen van a tardar. Aunque supongo que cada uno se vendría en su carro. O... No sé –Me encojo de hombros –Se que Salvador y Nayely se viene juntos al igual que Daniel y Valentina. Rebecka vienes sola. Al parecer no quiere armar un alboroto. Con eso que ahora está con Dominick y por último estan Dylan y Mare pero según mis conocimientos sobre su estado actual viven peleando, así que dudo que vengan juntos. Máximo discuten acá y sin embargo no lo creo porque Dylan no va a querer discutir en mi cumpleaños después de no haber estado en uno desde los dieciséis.

–Que complicada es la vida amorosa. ¿Viste? Por eso hay que ser puto. Por eso yo soy puto.

Subo una ceja.

Kalon #2 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora