Kalon #2 [Completa]

38. Suena tan Bonito

Marihela

Me quedo viendo la fecha que plasma mi teléfono. Miércoles, ocho de agosto. Un mes exacto desde que pasó el atentado y aún no soy capaz de salir sola a la calle. Me da miedo. Siempre ando con alguien. Y Dylan básicamente nunca me deja sola. Si está desocupado está conmigo. Hector y yo hemos hablando tanto sobre el tema de la inseguridad que me genera estar sola. He pensado en comprar cosas de defensa personal. He visto muchas cosas. La mayoría son como llaveros decorativos. No lo he comprado aún por qué nunca estoy sola, pero se que no siempre va a sera así. Aunque me genere conflicto. No puedo depender de los demás.

–Ya despertaste –Volteo para ver cómo Dylan se acerca.

Se sube sobre mi y me llena el rostro de besos.

–Buenos días, hermosa.

–Dudo que «hermosa» defina mi estado. Estoy recién levantada.

–Eres la desarreglada más bella que he visto.

–Creo que soy la única que has visto –Subo una ceja.

–No es así, pero en definitiva eres mi favorita.

Sonrío ocultando la pequeña tristeza que se aloja en mi pecho sabiendo que esto también lo paso Isabelle. Me pregunto si era igual.

Aparto la idea de mi cabeza. No quiero saber eso.

–Compré algo de comer.

–¿No querías cocinar?

–No quería hacer que cocinaras algo decente a parte de pan.

Sonrío.

Se aparta dándome espacio para ir al baño.

–Joder –Murmura a mitad de camino. Volteo para ver cómo me recorre el cuerpo.

Ruedo los ojos con una sonrisa.

–No empieces.

–Eres la vaquita más sexy que he visto.

Ruedo los ojos y me río.

–Ya entendí por qué me regalaste la pijama.

Me guiña un ojo coqueto.

Camino hasta el baño. Veo mi reflejo y sonrío al ver mi cuerpo cubierto por el short y la franela de tiros con estampado de vaca.

Me lavo la boca y salgo. Me espera en el comedor con la comida servida. Me siento a su lado y comienza comer.

–¿Trabajas hoy?

Niega.

–¿Y tú?

Niego.

–Voy a entregar solamente. Tengo que ir a la universidad a buscar a mi tutor para que revise la tesis. Corregí lo último y necesito saber que todo esté perfecto.

–¿Te llevo?

Niego.

–Estoy pensando en ir caminando