40. Adiós

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Dylan 

Se acerca a mi. La rodeo en mis brazos orgulloso de ella. La acerco a mi pecho y lleno sus labios de besos. Una pequeña sonrisa se curva en sus labios.

–Felicidades, licenciada.

Me rodea del cuello. Su cuerpo se acerca al mío por completo. Tomo sus mejillas y la lleno de besos.

–Gracias –Me abraza.

Me gustaría sentir su vientre abultado, pero sigue igual de plano que la última vez que revise. Y lo hago seguido, pero sigue igual. 

–Estoy muy orgulloso.

Miro a un lado para ver a Mariana quien ve muy orgullosa a su hija. La misma me abraza con fuerza y le sonríe a su madre. La mayor parte del tiempo estamos juntos. Primordialmente porque todos están ocupados y en sus cosas así que no salimos tan seguido en grupo. Pero a mí en lo personal no me importa estar con ella las veinticuatro horas del día. Así los consiento a ella y al puntito.

Ángela se acerca emocionada. Mi mujer me suelta para abrazar a su tía y a Santiago. Suelto subtítulo mientras para que no dañe o pierda. Sonrío feliz por verla.

–Vamos a almorzar.

Mare se queda cerca de su familia. Por mi parte los guío a todos hasta la camioneta. Nos despedimos de los demás quien abrazan a la castaña por última vez. Quisimos que el almuerzo fuera solo con su familia. Ya en la cena si celebrando con ellos. Al llegar a la camioneta le abro la puerta trasera dejando que Marina entre junto a Ángela y Santiago. Le abro la puerta a la castaña. Quien me sonríe. Se que está nerviosa. Dejo un beso en su frente y cierro la puerta buscando mi puesto. Comienzo a conducir hasta el restaurant dónde hice la reservación. Veo por el espejo retrovisor como la familia de mi mujer miran las calles españolas. Mare mira la ventana de igual forma. Se ve ansiosa. Tomo su mano mientras conduzco acariciando el dorso.

Llegamos frente al restaurant. Estaciono y sago para abrir la puerta de la castaña. Mariana abre por su parte y mira su entorno curiosa junto a su cuñada y su sobrino.

Les brindo una sonrisa. Todo la mano de mi castaña y camino seguido de su familia. Nos llevan hasta la mesa que pedí. Cerca de las ventanas para que sigan viendo su entorno. Me pregunto si me veo igual estando en Venezuela. El camarero se acerca para pedir nuestras órdenes. Pido carne asada al igual que Marihela. Estamos teniendo una dieta lo más balanceada posible aprovechando que aún no le llegan los antojos. Y como forma de apoyo hago la dieta con ella. Eso implica que no hay alcohol en mi sistema. Ni lo abra por ocho meses.

Pido zumo de naranja al igual que Marihela. Cada vez la noto más nerviosa y no me gusta. Tomo su mano y le doy un beso en la mejilla.

–Se ven adorables –Volteo a Mariana quien nos sonríe –Me alegra que haya vuelto.

–Se ven muy tiernos –Afirma Ángela. Veo a Mare quien se acuesta en mi pecho.

–De echo les tengo dos sorpresas –la escucho. Los tres se miran curiosos –Después de tanto tiempo tomamos una decisión importante –Veo que saca su mano ya con el anillo puesto. Eso me deja más tranquilo. Ahí es donde pertenece. En su dedo. El azul con reflejos violetas de la tanzanita en medio del anillo llama la atención de los presentes en la mesa –Nos vamos a casar.

Mariana abre la boca y sonríe emocionada. Sonrío por qué espere está reacción al igual que Marihela. La segunda reacción es la que le preocupa.

–Felicidades –Escucho a Santiago –Se estaban tardando.

Veo a un lado a Marihela quieren rueda los ojos como siempre. Es su sello registrado.

–Eso no es todo –Continua presionado mi mano.

Kalon #2 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora