33. Exteriorizar

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Marihela

Vuelvo a escuchar la puerta. Me levanto de golpe y veo el reloj digital en la mesita de noche. Anoche volví a mi departamento y Dylan se quedó con sus hermanos en su apartamento.

El corazón se me sale al ver la hora.

6:47 am.

¿Quien puede ser a esta hora?

Me levanto rápido y busco la bata de seda. Veo el teléfono para saber si paso algo y no escuché. No hay absolutamente. Solo un mensaje de Dylan.

Amor

Te extraño.

Le respondo después. Salgo del cuarto y ajusto la bata

–¿Quien es? –Prego antes de abrir. Se que no es ninguno de los chicos porque todos tienen telefono

–¿Amor?

Frunzo el ceño y abro de inmediato al reconocer la voz de Après. Sus ojos se posan en mí y sonríe con torpeza. Sin mucha estabilidad se acerca. Frunzo el ceño y me acerco. Da dos pasos hasta llegar a mi. Pasa su brazo sobre mí hombro como apoyo sin embargo claro que mi fuerza no se asemeja a la de él. Me voy hacia atrás cayendo en el piso. Hago una mueca al sentir mi trasero estrellarse contra el piso frío. El hombre frente a mio se cae junto a mi quedando sobre mi pequeño cuerpo adolorido. Deja caer su peso con cuidado sobre mi cuerpo.

–Te extrañe –Habla y sin más me da un beso.

Correspondo y al sentir el sabor del whisky comprendo todo. Sus manos toman mis caderas subiendo la tela de seda. Me alejo de sus labios y tomo sus rostro. Una tonta sonrisa se posa en sus labios. Ladeo la cabeza y dejo un beso en sus frente.

–¿Cuánto tomaste, amor? –Acaricio su cabello.

–Si te digo te vas a enojar.

–No.

–Tres botellas.

Abro los ojos.

–¿Tu solo? –Asiente.

–¿Es malo?

–Un poco –Dejo un beso en sus labios al ver cómo hace un puchero.

Me quedo un largo rato procesando ese simple gesto. Sus ojitos me miran atentos. Dan ternura. El da ternura.

–¿Y tus hermanos?

–Estan igual de lucidos que yo.

–Amor, pero tu no estás lucido.

–Oh. Cierto.

Suspiro. Su cuerpo me quita mucha movilidad.

–Vamos a levantarnos, amor.

Niega repetidas veces.

–Yo estoy bien aquí –Se oculta en mi cuello dejando cortos besos.

Trago grueso y me obligó a tener resistencia.

<<Pero si suda se le baja el alcohol>>

Recuerdo y de inmediato me doy una cachetada mental.

No puedo conmigo.

–Hey –Trago grueso –Après. Vamos a levantarnos.

–No –Niega como un niño encaprichado. Sus manos entran en la suave tela apretando mis nalgas –Me gusta esto.

Pienso a mil por hora como lo puedo convencer por qué algo es seguro. Mi fuerza no es mucha y mi autocontrol menos.

–Y si te hago chocolate caliente.

Kalon #2 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora