La primer Weasley | Remus Lupin

Capítulo 72

━─━────༺༻────━─━

-Bien, entonces ¿esto me hará recordar momentos felices?-

-Efectivamente hermanita-

-Un día totalmente para tu felicidad- Responden los gemelos

-Y ¿Me voy a desmayar o algo?- Pregunta Anne con bastante intriga

-Realmente...-

-Eso no lo sabemos-

-Solo que dura todo un día-

-Así que como son las 8:30 Am-

-El efecto pasará mañana a las 8:30 Am-

-¿Y cómo lo hicieron?- Anne aún no creía que esa poción funcionara en su totalidad, pero todo sea por ayudar a Fred y George

-Con sudor, saliva y lágrimas-

-Y con el poco conocimiento que se impregno en nosotros al ignorar a Snape-

-Créenos, ignorarlo trae sus ventajas-

-Bien, tengo algo de pánico pero lo haré- Anne veía con extrañeza aquel frasco morado, le daba terror que algo saliera mal, pero si funcionaba le encantaría recordar parte de su niñez

-Eso Annie-

-Toma la iniciativa-

Anne no se lo pensó más, llevó el frasco a sus labios y bebió hasta la última gota, durante unos segundos su vista se nubló pero se recuperó casi al instante.

-¿Te sientes bien?-

-¿Quieres vomitar?-

-¿Aún puedes hablar?-

-¿Te desintegró los órganos?

-¿Perdiste la memoria?-

-Cállense, me duele la cabeza- Responde Anne tomándose fuertemente su cabeza

Y antes de que los gemelos la siguieran bombardeando de preguntas un humo color morado comenzó a salir de la chica.

-Creo que desintegramos a nuestra hermana Gred-

-Esto es malo Feorge-

Pero sus palabras se vieron ahogadas cuando el humo se dispersó.

-Esto es más que malo- Dicen ambos viendo a su hermana

Mientras los gemelos no cabían en su desesperación, Molly buscaba por todos lados a Anne, ya iban a ser las 9:00 Am y su hija no había ni probado una migaja del inmenso desayuno. Buscó en cada habitación, pregunto a todos los que estaban en ellas y solo quedaba una habitación.... La de Fred y George Weasley.

-Chicos ¿Aquí esta Anne?, llevo buscándola un rato y no la encuentro-

-¿Anne?-

-No, para nada-

-¿No estará abajo?- Los gemelos sentía que podían explotar de lo nerviosos que estaban, no se podían ni imaginar el regaño que su mamá les daría