9 - Abrazo de vidas pasadas🌻

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Se refugió en su habitación, cabizbajo y desanimado, apoyó su brazo sobre la madera oscura del armario, cubrió su rostro con su palma, cerró sus ojos por un instante y al soltar el aire contenido por el suspiro mantuvo su mirada fija en la luna sobre la plenitud de su entorno en el vacío.

Todo había sido tan difícil, que ya no sabía cómo solucionar sus problemas, era tan ajeno, tan demencial que a veces creía formar parte de un sueño descabellado. Pero su desequilibrada realidad daba saltos extremos, no podía darle sentido. Cuando por fin pensaba que lograba encaminarse algo lo apartaba del sendero.

Se recostó y mientras observaba a la pared clara y aburrida, a su mente llegaron las ansias y la intranquilidad para impedir su merecido descanso. Encendió la lámpara entre la oscuridad y con prisa se levantó para luego tomar el libro que había retirado de la biblioteca de la casa. Le dio una caricia a su portada, y en su mente brotaba el pensamiento de plegaria, quería hallar al menos una pista, su instinto le insistía que no estaba equivocado.

Por su parte, Léa se encontraba sentada sobre el gran colchón con sabanas blancas, se perdía entre sus pensamientos dejando a su mirada nublada; posaba sus manos entrelazadas sobre sus piernas, y al respirar con dificultad por su llanto revoltoso comenzó a oír ese sonido irritante otra vez. Sus tímpanos le prestaban atención; provenía de todos lados, y de ningún lugar. Su modo de defensa fue cubrir sus orejas como antes lo había hecho, pero se detuvo y cerró sus ojos. Intentó hallar tranquilidad, alargó su columna, y le dio dirección a su cuello; dejó ser al palpitar, al silbido que causaba pavor, halló una guía, y al aceptarlo dentro de su mente, como si fuera tímido ante la invitación, se desvaneció.

Ya no la molestaba, pero sentía que una puerta se abría a su izquierda, era ilógico, no existía tal. Oprimió su entrecejo, elevó un hombro e inclinó su cuello, intentando descifrar lo que estaba escuchando, cuando surgió el silencio, oyó un sonido proveniente de la zona izquierda, esta vez volteó hacia allí sin siquiera mover su cuerpo. Podía percibir a alguien salteando páginas de un libro, parecía hacerlo con disgusto. Alejó su oído de allí y lo centró en el ladrido de un animal, estaba a unos metros más de distancia, en el exterior, pero sus vecinos no tenían mascotas.

Llegó a tal punto en el que ya no podía soportar las vibraciones y al elevar sus párpados volvió a sí; todo había cesado. Se levantó alterada, observó por la ventana y no pudo ver nada afuera, tomó su cabeza confundida, no estaba enloqueciendo, no estaba soñando, era real, había logrado profundizar, había superado al detestable zumbido que la atormentaba a menudo, no podía creerlo.

Corrió sonriente hacia el cuarto de Noah y éste al verla se asombró, aún estaba molesto con ella pero se veía tan optimista que creyó que algo importante había ocurrido; cuando preguntó por ello, Léa se sentó a su lado y entre medio de tantas gesticulaciones nerviosas le explicó lo que acababa de experimentar.

—¿Me oíste a través de las paredes? —preguntó curioso, cerrando el libro entre sus manos.

—Estoy totalmente segura, escuché ladridos, la brisa pasar, murmullos… ¡Ya no lo recuerdo, fueron muchas cosas a la vez! —exclamó mientras se paraba frente a él y extendía sus brazos para luego dejarlos caer sobre sus caderas—. Pude callarlo, pude encontrarme, ¿comprendes?

Sonrió sintiendo empatía, algo lo enorgullecía aunque no sabía qué era exactamente lo que ella festejaba.

—¿Qué crees que signifique?

Dejó a su rostro inexpresivo, miró al suelo y regresó a su lugar, con sus manos escondidas en los bolsillos de su pantalón, observó hacia arriba, desinflando sus mejillas luego de contener el aire.

—Tal vez esté relacionado con ya sabes… eso.

Rió por su expresión.

—¿Eso? —imitó, acomodando su postura, volteando para verla de frente—. Quizás sí, de alguna manera…

Hallarnos sobre el abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora