Esperaba fuera del estacionamiento, había ido en soledad, cuando tuvo que partir, Léa ya se había marchado. Sabia que sería muy difícil para ella, ahora sufriría como él, en ese momento ambos estaban hechos trizas.
Pudo divisar a lo lejos a Nathan, su cabello rubio brillaba entre la multitud. Su sonrisa no desaparecía de su rostro, era increíble. Al estar a su lado, lo saludo con un apretón de manos, él acomodó su flequillo revoltoso.
Frunció el ceño y lo observó, negó con su cabeza lentamente.
—Si sigo aquí… Tendré dolor de cabeza —dijo, con una sonrisa forzada.
Apretó sus labios y lo miró.
—¿Qué sientes?
—Tristeza, enfado, angustia… —suspiró y posó su mano sobre su hombro—. ¿Qué ha pasado?
—No te lo imaginas —resopló con pesadez—. Todo es un caos ahora mismo.
Sonrió ligeramente, le dio fuerza a su agarre, se miraron.
—Puedes confiar en mí, y logro intuir que pronto mejorará.
—Gracias, Nathan. Tu energía es muy envolvente. —Asintió.
—Parece que ambos proveemos bienestar —dijo, con diversión—. Confía en que todo saldrá bien.
Hablar con él lo hacía sentir mejor. Era de esas personas que con solo cruzar palabras, subían el ánimo de los demás; más allá de su don. Ese chico era especial por el hecho de ser él mismo.
Lo observó, estaba mirando atentamente hacia una dirección en específico, sus labios se despegaron, podría ilustrarlo si quisiera, se mantenía inmóvil. Rió por lo bajo mientras veía hacia el mismo lugar. Oprimió el entrecejo cuando pudo ver a Olivia aproximándose. Volvió su mirada a Nathan, seguía estático. Ella iba distraída y antes de que estuviera demasiado cerca, Noah tomó el brazo del chico y lo sacudió para que reaccionara.
Lo miró confundido, luego tosió discreto, cubriendo su boca.
—Dime.
—Deja de mirarla así —advirtió mediante un susurro.
—¡Hola, Noah! —saludó.
Ella se posó delante de ambos, alzó la mirada sonriente. Luego de saludar a Noah, dejó un beso en la mejilla de Nathan que seguía atontado.
—Olivia, él es Nathan. —lo señaló—, Nathan, ella es Olivia.
—Un gusto —dijo asintiendo.
Ella le sonrió y luego observó a su amigo, que, parecía tenso.—¿Esperamos a alguien más?
—No, ya podemos irnos —respondió con seriedad.
La chica pasó por al lado de Nathan y comenzó a caminar. Ambos la siguieron. El castaño analizó la situación, su compañero sonreía y miraba al suelo como si algo cruzara por su mente, Olivia miró por encima de su hombro y le sonrió. No le molestó, pero sentía algo de recelo, sonrió por su desagrado y le dio un empujón a Nathan, manteniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—¿Qué percibes ahora? —preguntó burlón.
Lo miró alegre, sus orbes brillaban—. Creo que podría enamorarme —confesó al ruborizarse—. ¿La has visto?
—Claro, es realmente hermosa. —Sonrió al verla voltear y detenerse por un segundo. Calló hasta que ésta estuviera nuevamente a unos pasos de distancia—. Y una persona increíble.
—Lo sé. Cuando se acercó, además de brindarme su aroma a jazmín, me rodeó con su esencia —confesó con satisfacción—. Hasta su nombre me lo confirma.
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Hallarnos sobre el abismo
FantasiaUna novela realista... O casi. Fantasía en un mundo cotidiano. En los años dos mil, dos jóvenes que se vieron obligados a separar sus caminos, vuelven a encontrarse luego de un año. Y ya no son los mismos, aunque ella no lo sepa. Noah, debe ser capa...