A paso lento se encaminó hacia el baño. Se había quedado en la biblioteca luego de finalizar sus clases ya que, quería terminar con un trabajo pendiente. Antes de volver a la casa, quería tomar algo de aire y descansar por su pequeño brote de estrés debido a los grandes problemas que estaba sobrellevando.
Al llegar, recostó su espalda en la pared y cerró sus ojos por un instante. Suspiró pesadamente y oyó como el agua de un grifo salía disparada. Al elevar sus párpados se percató de que no estaba solo, y la compañía no era la indicada, ni la más grata.
—¿En qué momento entraste? —interrogó confundido, con el ceño fruncido.
Él lo observó y secó sus manos con un trozo de papel. Se mantuvo inexpresivo.
—Deberías de entrenar tus instintos. Podría haberte hecho daño y no lo habrías notado.
Analizó sus movimientos, Tyler estaba frente a él y sus ojos celestes brillaban con cierto salvajismo, llevaba sus manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta negra de cuero.
—¿Y por qué querrías lastimarme?
—¿No es obvio? Tengo razones —aclaró, acortando las distancias—. Tal vez podría enumerarlas.
—O quizás deberías escribirlas en un papel y lanzarlo al fuego, así terminaría con todo ese odio de una vez —sugirió con un tono neutro, sintiendo dolor en la parte trasera de su cabeza. Se quejó.
—¿Qué sucede, Noah? ¿No puedes curarte? —preguntó con una sonrisa pícara, denotando con su tono su goce.
Lo miró asombrado, dejó caer la mano que había posado en su nuca, sus ojos sintieron frío. Comenzó a acalorarse y sus pulsaciones se aceleraron. Su visión se tornó nublada por un segundo hasta que logró recomponerse y darse cuenta de que lo que había oído no formaba parte de su imaginación.
—¿Qué dijiste? —preguntó curioso y temeroso.
—¿No me has oído bien? —Se acercó. Tomó su mentón con suavidad—. ¿Te parece si compruebo mi teoría?
Noah no pudo reaccionar a tiempo, en cuanto quiso apartarse ante la extraña actitud del joven de cabello negro, sintió un fuerte dolor en su rostro.
Tyler lo había arrojado contra la pared de baldosas, provocando que al caer su nariz impactara con un retrete. El ardor se hizo presente junto a un hilo se sangre que se expandía por un leve corte en su piel sensible.
—¡¿Qué demonios haces?! —Lo miró tomando su herida, sintiendo el líquido rojizo en sus dedos temblorosos.
Arrugó sus nariz y resopló. Elevó sus hombros e inclinó su cabeza para luego agacharse a la altura del joven afectado.
—A veces hay que cometer delirios para no dejarse enloquecer… Si mañana no veo rastros de ese golpe, dejaré de cuestionar la razón por la cual ya no tienes marcas, a diferencia de mí que conservo tus malditos puños. —Señaló la evidencia de la última pelea.
—No me provoques o…
—¡¿O qué, Noah?! —interrogó.
El chico de cabello castaño fue sometido a un apretón a la altura de su cuello, Tyler lo estaba sosteniendo y aún se encontraba tendido en el suelo. Intentó calmarse y no enfurecerse, presentía que algo malo iba a suceder.
—Todavía tengo presente ese día… —dijo, entre dientes—, esa charla sigue pendiente, pero no les importó, ¿verdad? —dijo para luego negar con su cabeza y cerrar con fuerza sus párpados—. No les interesa saber cómo me siento… —supuso con cierto pesar, desviando su mirada.
ESTÁS LEYENDO
Hallarnos sobre el abismo
FantasíaUna novela realista... O casi. Fantasía en un mundo cotidiano. En los años dos mil, dos jóvenes que se vieron obligados a separar sus caminos, vuelven a encontrarse luego de un año. Y ya no son los mismos, aunque ella no lo sepa. Noah, debe ser capa...