Noah ingresaba a su segunda clase y al sentarse en su banco se enteró de que su profesor faltaba ya que había enfermado. En lugar de marcharse como sus demás compañeros quiso quedarse para terminar con unas tareas, además de repasar para ese examen pendiente, el cual le había comentado a Léa. Creía que ahí sería más fácil ya que no tendría distracciones. Veía como todos se iban, cuando una joven se le acercó caminando con cierta confianza en si misma; lo miró sonriendo y mientras tomaba la tira de su bolso blanco, preguntó:
—¿No te vas?
—No, prefiero quedarme un rato más —respondió acomodando su espalda que se apoyaba en la pared, esta estaba algo encorvada por su forma de sentar.
—Parece que tenes mucho trabajo —dijo, mirando sus apuntes— ¿Hay exámenes y no me enteré? —interrogó riendo.
—No, no te alarmes —habló regalándole una sonrisa, exponiendo su dentadura prolija—. Es algo que me quedó pendiente…
Asintió comprensiva, oyó su nombre detrás de la puerta abierta.
—Está bien, suerte con ello… —dijo, extendiendo su mano—. Rachel.
—Noah —se presentó y le estrechó su mano derecha.
Luego de un rato decidió que lo mejor sería irse ya que el cielo se tornaba oscuro y posiblemente iba a llover. Al salir del aula se encontró con otras personas que, también volverían a sus casas. De camino a la salida, se topó con Tyler; estaba solo, lo supo luego de que éste le diera un golpe a su hombro al pasar por su lado.
—Ten cuidado —le dijo burlándose.
—Veo que sigues con tus tonterías. —Lo miró al voltear, resopló intentando convencerlo de su fastidio.
—¡Como cuando éramos niños! —exclamó parándose a su lado—. ¿Lo recuerdas? —preguntó soberbio mientras pasaba su brazo detrás de la nuca de Noah, invitándolo a caminar junto a él.
—Lo recuerdo —respondió, apartándolo con desprecio—. Lo había olvidado, no era tan importante, no me afectó tanto como a tí… Ahora que lo pienso, ¿por qué te empeñas tanto en revivirlo? ¿Qué? ¿No tienes mejores recuerdos? —preguntó enfadado, estaba harto de su insistencia.
—Sé que aún recuerdas tu rostro sobre el lodo, parecías un cerdo en su trinchera, ¿cuántos años teníamos? ¿Diez? —preguntó poniéndose frente a él, con sus brazos cruzados, evitando lo comentado por Noah.
—¿Por qué preguntas si sabes la respuesta? —contraatacó firme, sin caer en su provocación.
Rió mostrándose duro.
—¿Crees que me afecta? —preguntó dando un paso hacia adelante—. Poco a poco… voy a hacer desaparecer esa sonrisa de bastardo que llevas, vas a lamentar haberlo hecho —amenazó, viéndolo a los ojos.
Noah no se intimidó, le hizo frente a la situación, no quería entender la frustración de Tyler, pero no se dejaría lastimar como lo había hecho en su infancia. Estaba tenso, con sus puños formados, escuchó una voz femenina que tomaba su brazo, logró atraparlo.
—¿Qué sucede, Noah? —preguntó preocupada.
Él la observó, pero no pudo soltar palabras, estaba abrumado, acomodó su cabello estresado y llevó su mano a su boca mientras oía las palabras de Tyler.
—¿No hablas? ¿Qué es, un ataque de pánico? —interrogó irónico.
—¿Disculpa? —habló Olivia, que no había soltado al chico en ningún momento, se interpuso entre ambos—. ¿No tienes nada mejor que hacer?
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Hallarnos sobre el abismo
FantasíaUna novela realista... O casi. Fantasía en un mundo cotidiano. En los años dos mil, dos jóvenes que se vieron obligados a separar sus caminos, vuelven a encontrarse luego de un año. Y ya no son los mismos, aunque ella no lo sepa. Noah, debe ser capa...