La noche se hacia presente y la mesa ya estaba servida. Alba dejaba la cena sobre la mesa y todos se sentaban para degustar. El ambiente no era denso, pero tampoco relajado. La mujer se mantenía serena y simpática ante los jóvenes que la interrogaban on la mirada en todo momento.
—¿Cómo fueron lidiando con la información?
Levantó la vista y respondió dubitativo.
—Es algo complicado… Pero creo que pudimos superarlo. —Miró a Léa y sonrió ligeramente.
—Sí, teniendo en cuenta que pudimos haberlo sabido desde hace tiempo.
—Debía dejar que experimentaran, y aceptaran la idea de ser especiales, Léa. Tuvo que suceder de esa forma.
—¿Cuándo podré recuperar esos recuerdos? —interrogó sonando afligida.
Una de sus comisuras se levantó dejando ver su descontento.
—Eso no está en manos de nadie, ni siquiera en las tuyas.
—¿No podría atraerlos? —Dejó a un lado su utensilio—. Con alguna habilidad, quizás…
—Léa —dijo él, ganándose su atención—, no te presiones.
—¿Qué no me presione? —preguntó con frustración—, claro que voy a hacerlo si es lo único que anhelo desde que desperté en ese hospital.
Un silencio se formó, estaba claro que era cierta tranquilidad y señal de entendimiento. Noah era el primero en querer que ella recordara todo, lo esperaba desde el día en que se volvieron a encontrar. Pero también era consciente de que con desesperación no llegarían a nada. Léa pensaba igual, pero le era inevitable no angustiarse. Ese problema la estaba consumiendo hacia tiempo y comenzaba a pensar que no lograría librarse de ello.
—Te prometí que te recordaría —soltó mirando su plato, sintiendo su rostro ardiendo.
Detuvo su respirar y su pulso se aceleró por los nervios, reprimió una pequeña risa risueña.
—Lo harás, yo lo sé. —Buscó la pierna de la chica y le dio un golpe con su tobillo, lo que provocó que ella sonriera—. No iba a dejarte con la duda de saber que tan bueno soy como pareja.
Rió ante su insinuación, cortando con la tensión.
—No sabía que habitaba una parte egocéntrica en tí.
—¿No me tomas la palabra? —interrogó intentando sonar ofendido—. Alba, ¿podrías deleitar a tu sobrina con alguna anécdota?
—Hijo, sabes que no he sido partícipe de ese tramo de tu vida… —respondió divertida.
Cubrió su rostro decepcionado y miró a ambas.
—Eso no es justo, estás de su lado por ser familia.
—Si quieres puedo inventar algo.
—Claro, y yo fingir que me lo creo —agregó burlista mientras cortaba un trozo de verdura.
Cubrió su boca para bostezar y elevó sus cejas.
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Hallarnos sobre el abismo
FantasyUna novela realista... O casi. Fantasía en un mundo cotidiano. En los años dos mil, dos jóvenes que se vieron obligados a separar sus caminos, vuelven a encontrarse luego de un año. Y ya no son los mismos, aunque ella no lo sepa. Noah, debe ser capa...