31 - Novio, novia🌻

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—¡¿Qué le pasa?!

—No lo sé, Noah. ¿Qué estaba haciendo? —preguntó examinando el rostro de la chica.

—¡Nada, supongo! Cuando entré al cuarto estaba así —explicó sobresaltado—. ¿La llevamos al hospital? ¿Crees que tenga algo?

Alba intentó tranquilizarlo, él caminaba de un lado al otro en la habitación. La mujer levantó los párpados de Léa, pudo ver sus ojos de un color morado, brillaban más que lo usual. Estaba recostada, respiraba con tranquilidad, pero no dormía ya que no lograban despertarla.

—Tal vez esté en trance —concluyó, levantándose.

—¿Trance? —interrogó para si mismo. Luego de unos segundos pudo recapacitar—. ¡Está en trance! Alba, ella intentaba recuperar sus recuerdos… Quiso repetir lo que sucedió con Tyler.

—¡Le dije que no debía…! —Se lamentó, dejando caer su mano sobre su pierna.

—¿Cómo la despertamos? Puedo llamarla. ¡Sí, eso haré! Le hablaré mentalmente y podrá regresar… ¿Verdad?

Noah estaba desesperado. Sabia que lo que Léa había hecho era peligroso, quizás por eso no le había comentado nada sobre lo que pensaba cometer.

Temía que no pudiera despertar. No quería verla así, se reflejaba a sí mismo inconsciente en la cama de un hospital, escuchando a lo lejos, sin poder vivir, siendo un cuerpo sin alma.

—Hijo… Cálmate. Vamos a esperar, tal vez solo sea una falsa alarma y ella vuelva con nosotros en un momento.

—¿Y si no lo hace? —interrogó con su voz consumida.

La pelirroja suspiró, entendiendo su posición. Se acercó a él y lo cubrió con sus brazos, protegiendo sus lágrimas amenazantes sobre su hombro.

Las horas pasaron y Léa seguía sumergida en ese mar de vivencias. Noah no se había movido de su lado, le hubiera gustado saber que ella lo había acompañado también cuando estuvo en ese estado, pero no quería quebrantarse más. Estaba a punto de quedarse dormido cuando oyó dos golpes en la puerta.

—¿Cómo está? —preguntó con timidez.

—Espero que bien. No lo sé.

Tyler se mantuvo parado en el marco de la puerta, el castaño se aproximó para verlo de cerca.

—¿Y tú?

—Es muy extraño. Ahora recuerdo todo, y lo recuerdo a él —reconoció, cruzándose de brazos.

—Ya no está. Nathan pudo comprobarlo. Yo confío…

Asintió cabizbajo. Caminó hasta la chica y tomó el asiento que ocupaba Noah. Acarició su brazo y resopló.

—Lamento lo que pasó entre nosotros, Noah. De verdad.

—No hace falta que te disculpes. Yo también lo siento.

—Necesito hacerlo… Después de todo te hice daño, y en algunas ocasiones sí fui consciente de ello. —Rascó su nuca incómodo.

—No te culpo. —Le dio un apretón a su hombro—. Todo fue un desastre.

Se miraron fijamente hasta que el morocho apartó la vista. Recordando las palabras de aliento cuando enfrentaba aquella descabellada situación.

—Escuché lo que me dijiste esa noche… Gracias.

—Ella y Rachel fueron el factor desencadenante —admitió mientras sonreía.

—Léa va a estar bien, es fuerte y testaruda, no va a quedarse sin hacer nada.

Hallarnos sobre el abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora