Capítulo XXVIII

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Habían pasado ya seis meses, y la boda se iba a dar a cabo en menos de dos semanas...

Yo estaba muy nerviosa, pero con el apoyo de Itachi a través de sus llamadas, me sentí segura y estaba lista para casarme con Shisui.

Extrañaba demasiado a mi azabache... Más y más cada día. Pero cada vez estaba más cerca de estar a su lado, no podía ni imaginar cuál sería su reacción al verme con nuestros hijos en brazos... Ya que él había llorado en múltiples ocasiones durante las video llamadas cuando le mostraba mi pancita.

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Aaaah sí, en ese punto ya tenía casi 8 meses de embarazo.

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El día de la boda había llegado, y se realizaría en la finca... Era parte de las tradiciones Uchiha.

Todos los Uchiha estuvieron presentes... Fue muy incómodo para mí que haya tenido que presentarme con más miembros de esa intimidante familia.

Los conocí, y noté que todos eran igual o incluso más serios que mi suegro, Fugaku... a excepción de otro primo lejano de Itachi... Uchiha Obito. El tipo era muy carismático y algo mamón... Me agrada ese hombre.

Cuando comenzó el evento, todos se sentaron en sus respectivas sillas, y admiraron a la pareja... No hubiera sido tan malo, de no ser porque yo era la novia y mi cuñado el novio... Ya me hice bolas.

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Íbamos hacia el altar con todo y el padrecito esperándonos, dijimos nuestros votos y nos declaró marido y mujer... Fue muy incómodo para Shisui y para mí, el tener que fingir un beso en frente de su familia.

En fin, lo habíamos hecho... Y yo me sentía muy mal por mi oji-hermoso.

Ese mismo día nos dejaron la mansión junto con la finca a nuestro poder, y mis suegros se marcharon al igual que el resto de los Uchiha...

Aunque antes, hablé con la señora Mikoto. Ella estaba bien enterada del plan, así que se alegró de que ya faltara poco para que esa travesía acabase.
Por cierto, ella también me ayudó a conseguir el vestido... fue casi imposible teniendo una barriga enorme. Todo una anécdota.

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—Ya conociste a toda la familia... ¿Te sientes bien?—Preguntó Shisui.

—S-sí. Solo me sentí algo intimidada...
Y también sentí como si sus ojos se tornasen rojos al mirarme. Fue extraño.

Rio.—Bueno... Son algo serios.
En fin, llama a tu futuro esposo... ¡Pero ya! Seguro está desesperado por hablarte.

—Bien...

En ese instante, video llamé a Itachi y él me contestó de inmediato. Estaba muy preocupado y celoso.

—¿Mi amor... Estás ahí?

—¡Izumi!
¡¿Cómo les fue en la boda?!

—Bien... Tranquilo. La finca ya es nuestra.
Tu padre nos dejó los papeles en mano justo antes de irse.

El chico del antro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora