Capítulo XII

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Al llegar al hotel, los tres subimos hasta el último piso en un elegante ascensor y un elegante botones nos subió los equipajes.

... Aunque antes de eso, Itachi fue a registrar su reservación en la recepción del hall, y pude ver que la recepcionista lo reconoció e inmediatamente se puso a babear por él... Que ganas de partirle la cara tenía.

Bueno, se me hizo extraño que esa mujer conociera el nombre y apellido de mi novio.

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Cuando por fin estuvimos en nuestra habitación, Itachi le regaló 10000 yenes a Sasuke para que nos dejara solos y fuera a dar un paseo mientras nos acomodábamos.

—¿Eso no es demasiado para un niño aunque solo sean unos días?—Dije viendo con pena la billetera de mi gran-derrochador.

—¿Eso? Nah, solo es por hoy... Le dije que no quería verlo todo el día, y con eso aceptó.

—¡¿Todo el día?! ¡¿Y qué se supone que hará un niño en una ciudad tan grande con tanto tiempo?!

—No lo sé... Lo que él quiera. Ya no es exactamente "un niño".—Se echó a reír.

—¿No es peligroso?

—Sabe defenderse, además... Lleva un guardaespaldas.

—¿Y eso por qué?

—No te lo dije, pero... Mi apellido es muy conocido aquí y en toda Francia. Es necesario llevar uno por si las moscas.

—Entiendo... Aún así me preocupa Sasuke.

Itachi solo soltó unas risitas mientras me despeinaba y me dijo que me alistara para salir a dar un paseo aprovechando las románticas horas de medianoche.

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—¿Estás lista? Te llevaré a la torre Eiffel... Debemos aprovechar que es verano y se la puedo visitar hasta la madrugada.

—Ya casi... Deja que me cepille el cabello y vamos.

—Bueno.

¡Esto era genial! Aunque descancé un poco del viaje en su alberca, Itachi no quiso que me quedara demasiado en el hotel... Dijo que perderíamos tiempo del viaje así.

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Cuando salimos, no pude dejar de pensar en los padres de Itachi... Y en cómo sería su reacción al conocerme.
Quizás solo estaba preocupada por su clase social... o quizás por su dinero... o, ¿por su apellido como tal? No lo sé, pero en todo caso, eran mucho para mí.

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Yo... Izumi Yukimura, saliendo con el hijo de algún Uchiha con mucho poder... Me sentía extraña. Hasta podría decir que me aterraba la idea de visualizarme en una cena junto a la familia de mi azabache.

En fin, estaba absorta pensando en eso, que no noté que ya habíamos llegado...
Fue hermoso.

Aquella vista me dejó anonadada.

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Después de haber pasado un buen rato en aquella torre apreciando el panorama, me dio un sueño horrible...
Casi no podía mantenerme de pie.

... Y a Itachi no le molestó llevarme al hotel de nuevo, y está vez, sí me dejaría descansar.

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El chico del antro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora