El chico del antro

Capítulo XXXIX

Después de haberme cantado en pleno escenario, Itachi decidió sacarme a la pista para bailar un rato. Mientras que nuestros amigos estaban felices/celosos de nosotros.
A decir verdad, fue muy divertido y con un ambiente bastante romántico.

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—Izumi...

—Dime, Kisame.

—Aprovechando que Itachi fue al sanitario un momento, háblame de ustedes... ¿Cómo han estado?

Carcajeé.—Entiendo que mi azabache pueda ser muy sarcástico a veces...
Pues, como seguramente sabes, fui encerrada en la cárcel.

—Sí... Lo siento mucho.

—Tranquilo, ya pasó...
Bueno, eso interfirió en mi relación con mi familia ya que... no podía verlos mucho. Aunque desde hace unas semanas estoy tratando de recuperar todo el tiempo que perdí tanto con mis hijos como con Itachi...
Los he tenido muy descuidados.

—No fue culpa tuya.

—Lo sé... Y eso me hace feliz.
Saber que a pesar de todo sigo de pie para ellos.

—Eres muy fuerte, Izumi. Agradezco a Kami-sama por haberle enviado una mujer como tú a mi amigo justo cuando peor se sentía.

—Era muy solitario, ¿no es así?

—Correcto.
Pero ahora, aunque no ha cambiado mucho, sus sonrisas son reales... Al igual que sus historias amorosas.

—¿Eh? ¿Antes inventaba historias amorosas?

—Oh, ¿no lo sabías?

—No, para nada.
Mira no más de lo que me acabo de enterar...
Como sea, esa etapa ya pasó, así que ahora solo usaré esta información para molestar a mi azabache.
Gracias por el dato, Kisame.—Bromeé.

—Si le dices que yo te lo conté, me matará.

—No lo haré... Supongo.—Reí.

—¡Ya basta! Está regresando ya.—Dijo mirándolo de reojo cerca de las puertas de los sanitarios.

—Bueno...

—¿Me perdí de algo?—Preguntó mi esposo, a lo que Kisame guiñó para mí.

—No... Nada.
No ha pasado nada, tranquilo.—Dije sentándolo a mi lado en la mesa y le devolví el vaso de whisky que le había estado cuidando mientras tanto.

—Okay...
Bueno, entonces... ¡A beber!
Menos tú, Izumi. Que ya todos los presentes sabemos que te emborrachas rápidamente y comienzas a actuar como una loca.

—¡¿Eh?!
Así que comenzamos a molestarnos...
¡Pues, al menos yo no creaba historias de amor cuando en realidad estaba soltera!

—¡¿Nani?!

Oh-oh... Sé armaría la gorda.

—Pues, al menos yo no perdoné a mi ex más de 5 veces por infidelidad.

—Uuuh.—Murmuraron los chicos.

—Aaah ¿sí?
Pues, ¡al menos yo no he no aparentando ser una experta en el sexo siendo virgen!

Eso fue el colmo, Itachi se sonrojó de sobremanera y me miró con los ojos muy fruncidos.
Mientras que nuestros amigos estaban atentos a la "discusión".

En eso, mi esposo se levantó de golpe de su silla y me tomó por las mejillas presionando mucho, me miró a menos de 10 centímetros con unos ojos asesinos y murmuró.

—Pues, al menos yo, tan solo mirándote logro hacerte una presa mía.—Cambió su mirada por una sensualota y no tuve más remedio que besarlo.

Todos se calmaron y comenzaron a lanzarnos miradas pervertidas durante el resto de la fiesta... Aaagh. ¡Uchiha Itachi!
Caí en su jueguito y había perdido la dignidad delante mis conocidos... ¡Putamadre! Por eso no debo meterme con Itachi.

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Estábamos ya un buen rato riendo y jugando con "la botella", hasta que de repente, el ambiente en ese juego para mayores de edad se volvió muy tenso.
Lo único que diré es que las parejas comenzaron a besarse ya sin un reto de por medio y las hormonas en el aire se sentían. Turbio.

De todas formas, yo tenía a mi azabache a mi lado, así que nosotros tuvimos nuestros propios asuntos... Aunque todo iba muy bien.