Capítulo X

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Cuando quise abrazar a mi novio, él ya no estaba.
Era la segunda vez que me dejaba sola al despertar... Porque antes, siempre era él quien me despertaba con un beso.

Como pude, me levanté de la cama y fui a la cocina esperando verlo ahí... Pero no estaba, y Sasuke tampoco.

Obviamente me preocupó no ver a nadie en casa, así que me puse los zapatos, y aún en bata tomé mi celular y las llaves, para después salir rastreándolos.

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Ya había caminado por toda la manzana, pero no los encontré... Y la ubicación de ambos estaba desactivada.

Eran las 8 am, y ninguno de los hermanos Uchiha daba señales de estar en casa o cerca al menos...

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Me puse a pensar en muchas posibilidades... ¿Itachi se habría enojado conmigo? ¿Sasuke escapó y su hermano mayor lo estaba buscando?

¡¿Qué diablos pasaba?!

¡¿Me habían abandonado?!

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De acuerdo, debo admitir que me estaba poniendo algo histérica... Pero es que, mis dos chicos se fueron de casa sin decirme nada, habían apagado sus celulares, y para colmo era muy temprano... Para ese par de flojos, ¡el domingo es para dormir todo el día!

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Sentía cada paso débil que daba, aún me dolía caminar... Pero no me importó.

Había salido hace una hora, y nada... Yo me sentí muy agotada, así que decidí volver a casa esperando verlos de regreso.

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Al abrir la puerta, subí las fui hacia mi habitación lo más rápido que pude, y al llegar, me percaté de cosas que no había visto al salir... Probablemente porque aún estaba medio dormida.

—¡¿Dónde están sus cosas?!—Grité en voz alta.

El cuarto estaba vacío... Solo quedaban los muebles.

Subí a la habitación de Sasuke y... ¡Tampoco estaban sus cosas!

Y después, me percaté de que el auto tampoco estaba.

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Ahora sí, es buen momento para ponerse histérica.

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Intenté llamar a Itachi, pero como dije, su celular estaba apagado...

Lo único que pasó por mi cabeza, era que se habían marchado... Sin mí.

Cuando esos pensamientos pasaban por mi mente, no había notado que estaba llorando.

—No... Itachi no se atrevería a dejarme.—Dije por último, logrando detener mi llanto.

Aún así, estaba confundida, molesta y triste, así que me tumbé en la cama a ver mi celular llenando de mensajes el chat de Itachi.

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Eran las 7 pm, y no llegaban... La verdad, a pesar de haberme convencido de que mis teorías eran falsas, no podía evitar sentirme abandonada. En un punto, ya no los esperaba.

Sin darme cuenta, me había quedado dormida con el celular en las manos, cuando un cálido beso me despertó.

—¿I-Itachi?—Dije automáticamente por la costumbre mientras abría los ojos llorosos.

El chico del antro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora