Capítulo IX

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Bueno... Después de que Itachi hiciera de las suyas conmigo, acepté casarme con él... ¡Pero espera! Que aún no les he contado como me pidió quedarme para toda la eternidad junto a él.

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Ese día, luego de haberme llevado a pasear y de haberme cumplido todos mis caprichos (porque claro, si se ofrecen a consentirte hay que aprovechar), Itachi salió de nuestro departamento dejándome a cuidado de Sasuke.

Yo no tenía idea de lo que estaba planeado... Otra vez.

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Ese sábado, Itachi desapareció por completo durante horas...
Yo ya estaba preocupándome por la hora... Ya iban a dar las 11 pm y mi novio no regresaba.

Mientras mi cuñadito me atendía en la cama por órdenes del Uchiha mayor, yo me la pasé viendo mi celular... Bueno, prácticamente me la pasé revisando la última hora de conexión de Itachi, su ubicación (que por cierto la había desactivado al salir) y tratando de sacarle información al pequeño, pero nada tonto de Sasuke.

—¿Sabes algo de Itachi...? Me refiero a, ¿te dijo adónde salió luego de nuestro paseo?

—No, y ya que andamos de preguntones... ¿Sí usaron condón? No me gustaría ser tío a mi edad.

—¡Sasuke!—Reprendí sonrojada.

—¿Qué esperabas? ¿Que no me haya dado cuenta después de los gritos y "ruidos" de anoche? ¡Ay por favor!
Además, se nota que ahora mismo no puedes ni pararte... Por algo te estoy cuidando ahora.—Dijo molesto.

—¡¿Nos escuchaste?!—Miré el piso y sentí el rostro muy caliente.

—¿Yo? No... ¿Cómo crees? ¡Si te estoy hablando de los vecinos que también cogieron anoche!—Revolvió los ojos.

Como pude, me enderecé de la cama y golpeé al descarado de Sasuke. (Obviamente, de broma... No vayan a pensar que le metí tremendo sape).

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Luego de dos horas y 47 minutos, por fin llegó Itachi a casa.

—¡Hola, mi amooor!—Dijo Itachi al ir hacia su dormitorio buscándome.

—Holaaa...

Vaya, si lo escuché hablando desde ahí, ahora entiendo que Sasuke también me escuchó perfectamente gritando... Había eco en esa casa tan grande.

Pobre mi cuñadito, lo traumé.

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—¿Cómo se siente mi pequeña?—Entró a su habitación con una sonrisa.

—¿Yo? Bien... Me dejaste un esclavo que da un buen servicio.—Dije molestando a Sasuke que estaba viéndome molesto desde un lado del cuarto.

—¿Ah sí...?—Echó una carcajada.

—Siii, me dio masaje, me trajo la comida que quise a la cama... ¡Hasta me aconsejó usar condón para una próxima ocasión!—Me reí.

—¡Eso no es cierto! Yo solo pregunté si es que lo habían hecho... Ya les dije, para cuidar bebés, a mí ni me miren.—Dijo Sasuke alterado.

—Jaja, bueno... Pero lo de la comida y el masaje, es real y no lo puedes negar...

—Bueno, parece que la pasaron bien...

—¡¿"Pasaron"?!
¡¿Quiénes?!
¡Yo solo veo a una floja en tu cama y a un pobre niño siendo esclavizado!
Y por cierto... ¡Los 1000 yenes que acordamos, Itachi!—Le extendió la mano cobrando.

—Claro... Al parecer hiciste bien tu trabajo... —Le alcanzó los mil yenes.

—¡¿Mil yenes solo por cuidarme?! Más bien, ¡¿contrataste a tu hermano por 5 horas?!

—Todo es negocio nena... —Me guiñó.

—Así es... Y si tardaba más, se iba a duplicar mi costo.—Dijo Sasuke por último, y subió las escaleras contando los billetes.

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—Y yo que pensaba que ya le estaba cayendo bien... —Hice un puchero triste.

Rio.—Le caes bien... Pero, por dinero, Sasuke puede convertirse desde en tu sicario personal, hasta tu esclavo... —Echó una carcajada y me acarició la mejilla.

—Eso no está bien...

—Lo sabemos, pero por hoy valió la pena... Mira, te trató como a reina mientras no estuve.—Sonrió y se sentó al lado mío en la cama.

—Sí...
Y hablando de eso... ¿Adónde fuiste? Ya es muy tarde y acabas de llegar.

—¿Tarde? Pero si antes volvías aún más tarde del club.—Se recostó a mi lado.

—Bueno... Porque no tenía que cuidar de nadie, pero ahora... Están Sasuke y tú. No puedo dejarlos solos por mucho tiempo...

—Déjame adivinar... ¿Otro ataque de instinto maternal?—Sonrió burlón.

—... No lo sé. Tal vez... —Me raqué la cabeza.—Pero no me cambies más de tema. Dime a dónde fuiste.

—¿Me estuviste tratando de rastrear?—Dijo viendo mi celular el cual había olvidado apagar.

—... ¡Solo responde!

Echó una carcajada de nuevo.—Bueno... Fui a buscar un anil– digo, fui a buscar ani...males.—Dijo intentando mentirme.

—¿Y por qué saldrías a las 8 con 13 minutos solo a buscar "animales", hasta la 1 am? Bueno, saliste temprano... Y cuando me di cuenta, ya iban a dar las 11... ¡pero después de 2 horas recién llegas!

—Perdona... No creí que iba a tardarme 5 horas en buscar una comadreja para volverla nuestra mascota... —Dijo nervioso.

—¿Buscabas una comadreja en las calles para criarla? ¡¿Y a estas alturas de la madrugada?!
No sé qué sucede aquí, solo sé que eres muy malo mintiendo... ¡Pero ya te descubriré Uchiha Itachi!—Crucé los brazos y cerré los ojos para descansar.

—... Bueno, gracias por esperarme para dormir de todas formas.—Me dio un beso en la frente y apagó la lámpara de la mesita de al lado.

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Por la mañana, Itachi se despertó muy temprano... Cosa que nunca hacía un domingo.

Me parecía que actuaba raro desde que llegó, pero al ver que no iba a poder sacarle información, decidí simplemente esperar y ver qué ocurrencias más había tenido mi mentiroso-infantil.

El chico del antro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora