capitulo 24

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Un nuevo día se asomaba en casa de Federico, el y su hija estaban sentados a la mesa para desayunar, solo los dos como últimamente era...

Fede: Que carita, parece como si no hubieras dormido nada...

M. Del Car: — bostezando— Lo que pasa es que me desperté muchas veces en la noche papi...

Fede: ¿Soñaste feo?

M. Del Car: Papi ya no soy una niña para asustarme porque sueño feo, me desperté porque no podía dormir...

Fede: mmm pues eso sí que es raro— tomando un pan de la canasta

M. Del Car: Oye papá, quería decirte que me gustaría ir a ver hoy a mi mamá ¿Me llevas?

Fede: Pues claro que sí, nada más no quiero que sea para pelearte con ella ¿De acuerdo?

M. Del Car: ¿Tu crees que yo querría verla solo para pelear? La quiero ver porque la extraño...

Fede: Bueno, me da mucho gusto que ya hayas pensado bien las cosas, yo sé que ya te lo he dicho muchas veces pero no quiero que mis errores también te afecten a ti, los problemas entre Cristina y yo son solo nuestros hija

M. Del Car: Ya lo sé papá, entonces iré a arreglarme ¿Si?
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Cristina estaba en el jardín viendo unas flores que recientemente había ido a plantar ahí cuando vio llegar la camioneta de Federico con su hija, se detuvo frente a la entrada y ambos bajaron

Cris: Hija— acercándose a ellos— mi vida ¿Cómo estás?

M. Del Car: Estoy bien mamá ¿Y tú?

Cris: Ahora que estás aquí estoy mejor...

Fede: Cris ¿Crees que podría ver a los caballos mientras María del Carmen este aquí?

Cris: adelante, son tuyos— fríamente

Fede: Bueno... —volteando a ver a María del Carmen— hija, recuerda lo que hablamos

M. Del Car: Tranquilo papá, no voy a portarme mal...

Federico las dejo solas y se fue, quería ver a sus caballos pues los había tenido muy descuidados y eso no podia ser o perderían condición

Cris: No sabes la alegría que me da tenerte aquí, que haz decidido ¿Vaz a regresar?— sentándose junto a ella en una banquita

M. Del Car: Ma, ya habia hablado contigo sobre eso, conoces cuál es mi única condición para regresar, solo vine aquí porque te extrañaba...

Cris: Si tienes razón hija, ya me lo habías dicho, perdón es que cuando te ví llegar creí que... En fin ¿Ya desayunaste? ¿Cómo te va con tu papá?

M. Del Car: Si desayunamos antes de venir aquí y mi papá me trata muy bien, cada día me convenzo más de que es el mejor hombre del mundo— recalcando esa última frase

Cristina agachó la cabeza, ella también antes estaba convencida de que Federico era el mejor hombre del mundo, lastima que ahora no lo creía así...
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Las horas habían transcurrido en la hacienda, María del Carmen y su madre veían una película en su celular, pero últimamente a Cris le ganaba y sueño y ya se había quedado dormida, la joven se dió cuenta de eso y con cuidado se levantó de la cama para salir de la habitación.

Bajo las escaleras casi corriendo para ir al despacho, ella sabía perfectamente dónde era que su madre guardaba el efectivo para las emergencias, entro con cuidado y se plantó frente a la pequeña caja fuerte que había debajo del escritorio, siempre le parecío tonto el echo de que la dejarán abierta pero ahora estaba más que agradecida por ese favor, en esa caja habia bastante dinero como para que su madre no se diera cuenta de que faltaba, tomo un poco y lo guardo en el bolsillo de su pantalón para después salir del despacho y volver a subir al cuarto de su madre.

°Tus ojos cuentan una historia° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora