Capitulo 37

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Cristina estuvo hablando unos minutos más con Camila, enseguida paso a firmar un par de papeles y se regresó a la hacienda, antes de salir no le había dado tiempo de desayunar y su bebé ya empezaba a exigir ser alimentado.

Mientras conducía pensaba en de qué manera le diría lo que pasaba con María del Carmen a Federico, sabía perfectamente como reaccionaria y aunque hubiera querido evitarlo no era posible que su hija se siguiera equivocando de esa manera

Escuela de María del Carmen

Rom: ¿En serio tu mamá te dijo eso?- llendo a sentarse para esperar la siguiente clase

M. Del Car: Si, me aseguro que de su cuenta corría que no volviera a ver José María

Rom: Wow, obviamente tú no lo vaz a permitir ¿Verdad?

M. Del Car: Claro que no, estoy harta de que mi mamá quiera controlar mi vida...

Rom: Es que las hormonas del embarazo deben traer loquisima a esa señora- torciendo los ojos- ¿Que vas a hacer?

M. Del Car: No se, ayer le mandé un mensaje a José María y me voy a salir antes de la escuela para hablar con el, ni de chiste voy a dejar de verlo...—recargando la barbilla en su mano mientras daba un suspiro

Rom: pero si me acabas de decir que tú mamá va a pasar aquí por ti

M. Del Car: Pues si pero voy a estar aquí a tiempo esperándola, ya tengo el tiempo muy bien calculado

Rom: Ay María del Carmen quien te viera, de la niña bien portadita ya no queda ni gramo...—fingiendo asombro mientras soltaba una risita

M. Del Car: Y eso lo aprendí de ti- dirigiendo su dedo índice hacia ella

Rom: Puede que si- sonriendo con orgullo- pero tú estás siendo más inteligente que yo, te quedaste con el más guapo

Ambas chicas rieron, sentían que podían comerse al mundo entero y que equivocadas estaban.

Hacienda el platanar

Cristina llegó muriendo de hambre e inmediatamente se metió en la cocina a desayunar mientras escuchaba los regaños de Vicenta por no haberlo hecho antes de salir, eso era típico desde que todos se enteraron de su estado, la cuidaban el doble que antes...

Vicenta: ¿Ya terminaste mi niña?— viéndola levantarse

Cris: Si Vicenta, muchas gracias...—dándole un último sorbo al jugo—este bebé se moría de hambre...

Vicenta: Pues no es para menos...—llevando el plato al fregador— si ya es tardísimo y usted sin comer...

Cris: Ya me regañaste demasiado...—sonriendo—dices que mi marido está en el despacho ¿Verdad?

Vicenta: Si, antes de que usted llegará se metió a hablar por teléfono con su amigo Eulalio o quién sabe cómo se llama...

Cris: Eulogio, bueno voy con el eh y otra vez muchas gracias...

Para sorpresa de Cristina, Federico iba saliendo del despacho dando pasos con mucha más seguridad que antes ayudado por el bastón, estaba acostumbrándose mas rápido de lo que todos esperaban...

Cris: Mejor date vuelta mi amor, recuerda que tenemos que hablar...— acercándose a él

Fede: ¿Acabas de llegar Cris?

Cris: No, solo que cuando llegue me fui directo a la cocina a desayunar, tu bebé tenía hambre...

Fede: — dándose vuelta ayudado por Cristina— Estaba hablando con Eulogio

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