Capítulo 12

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Era un día precioso en el cual Rey se despertó más relajada después de haberse desahogado con sus amigas y el sueño que tuvo con Ben en el quiosco, ese lugar en dónde tenía varios días de soñar con el joven, un mundo dónde eran felices sin importar nada, solo existían él y ella.

—Ben... Mi amor —susurró acariciándose los labios, pues aún podía sentir la calidez de los besos que el joven le daba en esa realidad, y deseaba en su interior que se hiciera realidad aunque fuera incorrecto.

Rose la miró de mejor ánimo cuando salió de su habitación, ya lista para ir a realizar varias labores con ella y en el hospital.

Hicieron una rápida visita al convento para saludar a la Madre Maz y a las demás monjitas, en especial Sabine que se alegraba de ver a Rose a quien le había tomado cariño. Cómo necesitaban algo de ayuda, se llevaron a Sabine y Ben llevó unos chicos del colegio de varones para ayudar a empacar alimentos enlatados, medicamentos y ropa.

Rose pudo sentir el halo que había en la atmosfera cuando Ben y Rey estaban cerca, o las miradas cómplices, las sonrisas y el sonrojo de ambos cuando eran elogiados el uno al otro.

Era algo que solamente alguien distraído o que no conocía su historia, le podría pasar desapercibido.

—Pobres chicos... —rezongó Rose para si— tan enamorados y no pueden estar juntos. ¡Esto no es justo! —protestó ella sola, mirando hacia el cielo en un momento que salió al patio a para hablar con su prometido. Se había quejado con Armie respecto al tema y este le explicaba que todo era muy complicado, él quería hacerla razonar ya que era bastante integro en todo, —contempló el cielo—. Realmente deberías hacer algo... —murmuraba dirigiéndose a la Deidad.

Al cabo de dos días, Rose observaba lo mismo. Al día siguiente luego de una jornada de trabajo comunitario, y cuando ya tenían gran parte de las cajas de donativos listas, con respecto a lo que entregarían en el pueblo que Rey ya le había platicado, se ataviaron de manera presentables para ir a una misa, ya que Rose le había prometido a Rey acompañarla y además porque el Padre Ben las invitaría a comer en agradecimiento por su labor, pues partiría al día siguiente.

El servicio fue hermoso... y Rose no pudo evitar derramar una que otra lágrima por los mensajes de esperanza que el joven sacerdote predicaba a la congregación. Al terminar la misa, se fueron a comer a un lindo y sencillo restaurante que había cerca de la capilla en donde servían unas deliciosas pastas las cuales gustaban mucho a Ben y Rey. Comieron entre risas y recuerdos los cuales Rose les contó acerca de su noviazgo con Hux. Ben y Rey, solamente escuchaban el relato, haciendo miradas de añoranza algo que Rose no pasó por alto. Cuando llegaron a la casa Rose no se pudo quedar callada.

— ¡Suéltalo Rose! —exclamó Rey al mirarla inquisitiva.

—Cariño que bien me conoces y claro que lo diré... —Rey le dedicó una mirada de recelo.

—Dilo...

—La verdad su oratoria es hermosa... —empezó— y su mensaje es inspirador, solamente tuve el gusto de escucharlo en la boda de Kaydel la cual fue hermosa.

—Si tan solo hubiera estado en esa boda —se lamentó.

—Cariño... ¿Y de que hubiera servido? él ya era cura.

—Y lo sigue siendo... —se entristeció Rey.

—Nena... —Rose se acercó invitándola a sentarse en la cama, entonces se acomodó cerca de Rey sujetándole las manos—. Él puede renunciar, si tú se lo pides...

Aeternun ( El recuerdo de tu amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora