Aeternun ( El recuerdo de tu amor)

Capítulo 26

"No, no quiero decir buenas noches,
sé que es hora de marchar, pero estarás en mis sueños"   (Just a kiss, lady Antebellum)

Canción sugerida:

—Estoy a tu Merced amor mío —susurraba Ben, entre jadeos roncos mientras estaba a punto de alcanzar el éxtasis junto a Rey.

—Ben... Te amo... tanto... tanto...

—Y yo te amo con el cuerpo y con el alma... eres mi paraíso, Rey... Te amo... Te amo... —Gimió escondiendo el rostro en el cuello de Rey cuando alcanzaba la liberación de su placer, al mismo tiempo que ella arqueaba la espalda y se aferraba con brazos y piernas debajo del cuerpo de su amado, y agonizaba de placer mientras le profesaba varias veces cuanto lo amaba en medio de una corriente de sensaciones que se arremolinaban en todo su ser.

Ambos, habían cenado y hablado de muchas cosas mientras esperaban la digestión. Luego regresaron a la habitación y no pudieron evitar volver a amarse. Mientras ellos hacían el amor apasionadamente, las lluvias y los vientos habían regresado con más ímpetu, era como si la naturaleza misma, estuviera emulando la pasión que ambos llevaban en la sangre y celebrara su unión por así decirlo. Solamente se dieron cuenta de la fuerte tormenta, cuando cayeron rendidos y temblorosos, presos de un mar de sentimientos, inundados de la más ardiente e intensa pasión que podía existir.

Varios minutos después, cuando en ambos se calmaron los temblores por el momento compartido, Ben giró con Rey en brazos y la acomodó en su pecho.

— ¿Te encuentras bien, cariño mío? —preguntó él, cuando pasaron unos minutos y ella se encontraba taciturna, solamente dibujando círculos imaginarios en su potente pecho.

—Sí, es solo que... —Tiritó, entonces Ben se acomodó con ella en unos almohadones para contemplarla mejor.

—Dímelo, ahora estamos juntos en esto... tienes que confiar en mí.

Ella se incorporó un poco para mirarlo de frente.

—Es que... según lo que escuchamos en las noticias mientras cenábamos... mañana solo habrá una leve llovizna, y las grúas empezarán a hacer su trabajo para poder restablecer el servicio eléctrico que solamente hay en algunos lugares.

—Sí, eso dijeron y demos gracias que a pesar que la tormenta seguirá hoy, todavía no se han visto inundaciones.

—Si... lo sé, pero no es eso lo que me preocupa, Takodama es un lugar muy seguro, es solo que...

— ¿Qué sucede...? ¿Acaso no te alegras?

—Ben... Es que... ya no podremos estar así, en esta burbuja que hemos creados solo nuestra... si las grúas vienen mañana, tendremos que irnos para que nadie nos descubra.

—No te preocupes por eso, preciosa, el auto se encuentra en la parte trasera de la propiedad, nadie se dará cuenta y... —Ella lo interrumpió.

—No lo entiendes... nadie puede vernos salir de aquí y no me quiero separar de ti —tiritó angustiada.

—Mi amor —le sujetó el rostro con ternura— buscaremos la manera de estar juntos... y mañana, nos iremos de noche para que nadie se de cuenta.

—Pero...