Capítulo 23

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Nuestro amor es como la llovizna que cae quedamente (silenciosamente), pero desborda el río. (Desconocido)

Canción sugerida:


Este capitulo esta dedicado a Irma Burton y a @berthatadeo7 porque fueron las primeras personas a quienes les compartí la idea de esta historia y recuerdo que también les mencione como se desarrollaría este capitulo, gracias chicas por su apoyo y aunque Irma ya no este en wattpad, espero que algún día lo lea. También esta dedicado a todas las que leen este fic y espero sea de su total agrado pues le puse todo mi amor. Les recomiendo escuchar la canción.  

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Ben estaba en la sacristía, bastante nervioso, había quedado con Rey, reunirse en el convento, ya que allí, tenían todos los donativos. Era bastante temprano, las cinco y media de la mañana, acordó con Rey que partirían a las seis y media, y él llegó bastante temprano a guardar todo en la camioneta, porque en el noticiero dieron a conocer, que era probable que un huracán tocara tierra ese día, anunciaron que llegaría alrededor de las cuatro de la tarde, así que, tenía que darse prisa para que no los alcanzara. Acomodó todo en la camioneta y miró con melancolía la mochila que habia preparado para emergencias, Rey le enseñó que siempre se tenía que estar preparado para cualquier eventualidad. Cuando terminó, se dirigió a la sacristía a rezar, pero lo hacía más por él, que por otra cosa.

—Padre mio... sé que no merezco que me escuches... pero estoy desesperado... perdóname... yo... solamente te ruego que me ayudes a resistir... y no caer en la tentación... estos meses han sido difíciles para mí y tú lo sabes... —estaba rezando, cuando escuchó que llamaban a la puerta. Se enjugó las lágrimas y salió.

La hermana Sabine, lo llamaba para avisarle que Rey lo esperaba. Suspirando y tratando de calmar su nerviosismo, salió a su encuentro.

Partió con Rey y apenas se saludaron, ella se colocó los audífonos y aunque él llevaba el reproductor del auto, ella fingió no estar interesada y dormirse.


«Si tan solo, Sabine me hubiera acompañado, no estaría pasando esta incomodidad con Ben, él me dijo que nos alejáramos pero nunca pensé, que esto sería así» pensó dolida.

Le habia pedido a Sabine que la acompañara, pero desafortunadamente la joven monja, tenía varias actividades programadas para ese día, así que tuvo que prescindir de su ayuda.

En todo el viaje hacia el pueblo de Brightlight, Rey fingió dormir. Cuando llegaron al pueblo, repartieron todas las donaciones, luego ella atendió varios niños en el dispensario y aplicó varias vacunas, mientras Ben les impartía las clases de catecismo y guitarra. Les dieron el almuerzo y no repararon en el tiempo, pues se hacía tarde y tenían que irse, ya que los pueblerinos les anunciaron que si no partían pronto, la tormenta los encontraría.

Se despidieron de todos con una sonrisa y cuando estuvieron en el auto, volvió el mismo ambiente de frialdad entre ellos. Esta vez Rey se quedó dormida.


Ben se sentía perturbado, la cercanía de Rey, su aroma a narcisos y esa pared de hielo que ella le impuso lo tenían atormentado, pero él sabía que no podía culparla, cuando él mismo habia levantado ese iceberg meses atrás. A eso le agregaba que hacia una hora habia empezado a llover con fuertes ráfagas de viento y le preocupaba en sobremanera, no llegar a tiempo al pueblo de Takodama. Rey dormía plácidamente a su vera ajena a su remolino de emociones y al torrencial que estaba cayendo. Árboles y ramas empezaban a ceder y eso lo tenía inquieto, afortunadamente era buen piloto y pudo evadir varias ramas. El lugar más cercano, era la casita de la fundación la cual estaba en la entrada del pueblo de Takodama, necesitaba llegar allí antes que algo malo les sucediera y lo que lo tenía más alerta era, que la camioneta le estaba marcando una luz en el radiador. Entonces Rey abrió los ojos y se desperezó como una gatita, él la miró de soslayo y sonrió fugazmente.

Aeternun ( El recuerdo de tu amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora