Capítulo 34

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"Un amigo es aquel que te conoce y te ama de todos modos." Elbert Hubbard.

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Ben estaba escuchando a su amigo Tai, quien le relataba con entusiasmo sus experiencias como misionero en África y algunas regiones de América del Sur. Mientras Tai le platicaba todo lo que le había sucedido, Ben intentaba prestar atención, pero su mente lo traicionaba con imágenes de su reciente encuentro amoroso con su amada Rey, aquel recuerdo le ponía la piel de gallina. Rey desnuda entre sus brazos, gimiendo su nombre mientras la poseía. Era lo más grandioso en el mundo. No obstante tenía que disimular para que su amigo no se diera cuenta de que casi no le estaba poniendo atención. En el breve momento en que le había prestado atención, comenzó a reflexionar sobre lo que habría pasado si nunca hubiera organizado lo de la ONG en Takodama y en su lugar se hubiera dedicado a hacer misiones junto a su amigo. Quizás jamás hubiera encontrado a Rey, entonces un leve estremecimiento recorrió todo su ser, al solo imaginarlo, ya que en ese instante no podría concebir la vida sin ella, sin contemplar su hermosa sonrisa, disfrutar de sus besos, caricias, esa forma apasionada de entregarse y cada una de sus virtudes y defectos. Definitivamente agradecía al creador por todo lo que la había llevado hasta ella.

—No tienes idea de lo que me sucedió mientras íbamos hacia una de las comunidades cercanas a la selva del Congo... Nos encontramos con un león y no te imaginas el susto que nos llevamos... —De repente, Tai se dio cuenta de que Ben tenía la mirada perdida y soñadora, así que carraspeó para llamar su atención.

—Disculpa, Tai. ¿Me estabas preguntando si podía conseguirte leche tibia?

Tai lo observó con un poco de diversión y levantó una ceja.

—Amigo, creo que estabas muy distraído, ya que no recuerdo haberte pedido leche. Y por lo que puedo notar, tus pensamientos estaban en otro lugar —Cuando se lo dijo, esbozó una sonrisa cínica y Ben se puso colorado.

—Perdón, pensé que... no importa —No sabía qué más decir y Tai le dedicó una sonrisa antes de continuar:

—Tu juicio se ve nublado por tus sentimientos hacia una hermosa chica de ojos verdes, y eso te pone en evidencia.

—No, no es eso... simplemente estoy muy agotado.

—Por favor, Ben... no intentes negarlo, te conozco... solo asegúrate de tener cuidado en lo que sea que estés haciendo, ya te lo advertí antes.

—Tai... me gustaría poder decirte... pero...

—Ya lo sé... y no tienes por qué hacerlo, es tu vida.

—Pero como sacerdotes que somos, yo debería decírtelo, aunque sea en secreto de confesión.

Los dos jóvenes estaban sentados en dos sillones, uno frente al otro. Tai se levantó de su asiento y se agachó frente a Ben, tomándole la mano para mostrarle su apoyo

—Escucha, Ben... sé que no quieres darme muchos detalles acerca de tu relación con la señorita Regina... y no me lo niegues —lo miró fijamente y Ben le desvió la mirada para tratar de evitarlo.

—Yo... —Ben se encontraba nervioso y en ese momento no tenía idea de cómo enfrentar el cuestionamiento de su amigo.

—Amigo mio... no quiero imaginar por lo que estás pasando y sabes que no te juzgaría jamás... yo menos que nadie, porque sé perfectamente todo lo que sufriste por ella... —Tai trataba de darle confianza— también estoy al tanto, que a pesar de todo, seguiste adelante con el sacerdocio y te lo tomaste con toda la seriedad del caso...

Aeternun ( El recuerdo de tu amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora