𝔼𝕤𝕥ú𝕡𝕚𝕕𝕠 𝔾𝕒𝕥𝕠 - 𝕂𝕦𝕣𝕠𝕠 𝕋𝕖𝕥𝕤𝕦𝕣ō.

26 - Pequeña Ushijima.

Advertencia.

Spoiler del manga Haikyuu - Aunque habrán algunos cambios-.

Nacionales - tercer día.

(T/N) Tarāmi.

– ¡Vamos Nekoma!

El balón pasaba de un lado a otro, las jugadas se prolongaban cada vez más haciendo que todos tuvieron los nervios de punta. El balón fue brutalmente rematado por Tora, era algo rápido, aunque estaba cansado, todos lo estaban, a decir verdad, se podía ver el sudor caer por sus rostros.

Karasuno lo recibió con cierta dificultad.

Era el último set, Nekoma había ganado la primera partida y los cuervos el segundo, este era el decisivo, todo se jugaba en esta cancha, la batalla del basurero se estaba debatiendo frente a mis ojos.

Podía escuchar los nervios de la gente, permanecían callados queriendo ver el desenlace de la historia.

El Karasuno hizo una buena jugada, golpeo el balón para que cayera en nuestra cancha, aunque de igual manera fue recibido, Kenma corrió con todas sus fuerzas al segundo toque. Sudaba bastante, hasta ahora él era el que se había movido con mayor esfuerzo, el chico serio que odiaba el ejercicio.

Fruncí el ceño sosteniendo mi cámara con fuerza, Kenma llegó al balón, se posiciono correctamente bajó el, estiro sus manos y...

El balón refaló, el sudor de su cuerpo hizo que el balón cayera en sentido contrario, rápidamente me levanté de la silla escuchando un grito de asombro por parte de Akane, la pequeña, al igual que Alisa parecía totalmente sorprendidas.

Nadie se movió, nadie dijo nada cuando el silbato marcó el último punto.

Salvo Hinata, que, al parecer no entendió que pasaba y se giró para mirar al final de la cancha.

– ¡Has un buen saque, Tanaka-san!

Silencio.

Su compañero le dijo algo, aunque no pude entender lo que decía, me dediqué a mirar al equipo, algunos se habían lanzado al suelo con la idea de salvar el balón de Kenma.

Kuroo se dejó caer de espaldas, el líbero estaba en la cancha por lo que el capitán esperaba sentado su turno, apreté mis labios formando una gran línea en ellos, podía escuchar mi corazón palpitar con fuerza.

Sin embargo, Tetsurō se levantó, fueron unos leves instantes, no podía estar segura, pero podía jurar que sentí su mirada sobre mí, fue algo fugaz y pasajero, pues rápidamente se dirigió a la cancha, la mayoría del equipo estaba ahí, tratando de recuperar todo el aire perdido.

Caminó con calma hasta Kenma, él estaba tirado de espaldas en el suelo, su pecho subía y bajaba, el sudor corría por su cuerpo, aunque pude apreciar una leve sonrisa en su rostro, compartieron un par de palabras, y ambas sonrieron.

(. . .)

No sabía que decir, todo había pasado tan malditamente rápido, bajaba con lentitud las escaleras mientras salía del lugar, seguramente el equipo debía conversar con el entrenador y luego serían liberados. Los iba a esperar con el corazón a mil, pesaba una y otra vez que decirle.

Mis ideas se atrapaban entre ellas y el murmuro de la gente no ayudaba mucho, me dolía la cabeza y sentía un leve sudor frío en mi piel, estaba usando una mascarilla quirúrgica para no esparcir mi pequeña enfermedad.

Me sorprendió escuchar un leve sonido en mi bolsillo, mi celular vibraba y la única imagen que se hizo presente fue una antigua fotografía de Zūne. Apreté el botón apartándome del tumulto de gente, la mayoría iba entrando a la cancha decidía a ver el siguiente encuentro.