Tarāmi (T/N).
– No, espera – Hablé rompiendo el insoportable silencio, Kuroo seguía tratando de mirar tras de mi mientras sujetaba con firmeza el ramo de flores, no había escuchado pasos en mi casa por lo que suponía que Zūne seguía ahí – Con contexto esto no se ve tan mal.
– Te escucho – Respondió volviendo su mirada a mí, su ceño estaba totalmente fruncido y podía ver algo de enojo en su mirada.
Reí nerviosa – Se tropezó – Me giré rápidamente en mi puesto para ver a Zūne – ¿Cierto? El jugo cayó sobre ti.
Él no dijo nada.
– Zūne.
– Eh, si... Supongo.
– ¿Supones? – Susurró Kuroo.
– No, eso fue lo que paso – Afirmé volviendo mi mirada él – De verdad, eso fue lo que paso.
Aunque dije eso, la expresión en su rostro seguía presente y el silencio que demoró minutos en formarse fue roto por el llamado del pequeño niño a Zūne.
– Y está su hermano.
Kuroo me miró unos segundos sin decir nada, quería agregar algo más, aunque mi mente estaba en un completo blanco.
– Esta bien – Susurró por fin mirando al suelo, mis hombros cayeron con tranquilidad – Entonces, creo que hoy no puedes salir.
– Lo dudo... Pero – Negué rápidamente – No, no creo que pueda.
– ¿Y tampoco vas a hablar con él?
Fue mi turno de bajar la mirada, me sentía en el típico juego de jenga, decía algo y todas las piezas caerían, haría algo y todo se vería abajo.
– No lo está pasando bien – Respondí apretando mis brazos, sentía como mi temperatura corporal estaba algo más elevada y hoy había amanecido con bastante malestar respiratorio – Lo siento ¿Iras a la playa con Bokuto?
– Dijo que quería despejarse – Explicó entregando ambos objetos – Entonces... Nos vemos Tarāmi.
Y antes que pudiera reaccionar Tetsurō ya se había dado vuelta.
(. . .)
Luego de unas semanas tía por fin fue dada de alta, los médicos no podían descifrar que es lo que producía la fatiga y no tuvieron más opción que sacarla del hospital. Ella aseguraba estar bien, aunque eso nos preocupaba aún más.
Tampoco podía hablar mucho con Kuroo pues yo había estado faltando a la escuela y cuando no estaba en casa de Zūne estaba en la mía cuidando de su hermano. Amarré mi cabello de una manera que no estorbaba en mi rostro y tomé con rapidez la mochila.
– Adiós mamá, cuida de mi hoy – Susurré jugando ambas manos en mi pecho, las hermosas flores que habían sido de un brillante color rojo ahora se encontraban marchitas sobre el florero.
Algunos pétalos ya muertos yacían en el pequeño altar de mi madre junto a su fotografía. Antes que todo eso sucediera pude sacarle una linda fotografía, eso me tranquilizaba.
– ¡Papá ya me voy!
– ¿Vas a la casa de Wuke o al hospital?
– Zūne – Corregí colocando mi mano en la perilla de la puerta.
– ¿Pero a dónde vas?
– Al Nekoma – Respondí sabiendo que se venía a continuación.
– Oh... ¡Cuidado con Kuroo!
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𝔼𝕤𝕥ú𝕡𝕚𝕕𝕠 𝔾𝕒𝕥𝕠 - 𝕂𝕦𝕣𝕠𝕠 𝕋𝕖𝕥𝕤𝕦𝕣ō.
Fiksi PenggemarDicen que entre más niegas tus sentimientos por alguien más grande estos se hacen, acertaron completamente. Él instituto Nekoma contaba son innumerables clubes para todos sus estudiantes, entre esos él raro club de periodismo. Sin embargo (T/N) Tarā...