𝔼𝕤𝕥ú𝕡𝕚𝕕𝕠 𝔾𝕒𝕥𝕠 - 𝕂𝕦𝕣𝕠𝕠 𝕋𝕖𝕥𝕤𝕦𝕣ō.

30 - Graduación

Novo amor - Carry You

Kuroo Tetsurō.

– ¡Mira! ¡Son hermosos!

Asentí sin despegar la vista del cielo, la noche estaba presente, y los fuegos artificiales te obligaban a mantener la mirada arriba. El viento era increíblemente fuerte, estábamos a una altura bastante grande, aunque gracias a eso podíamos ver con más facilidad los fuegos pirotécnicos.

Desvíe la vista al instante que sentí el leve sonido de una fotografía, (T/N) mantenía su cámara en alto dirigiéndola en mi dirección.

– Te gusta sacarme fotografías ¿Ah?

Ella asintió bajando el objeto.

– Eres todo un galán Kuroo Tetsurō. – Se burló – Gracias por esto.

Fruncí el ceño sentándome en el frío suelo del hospital, Tarāmi seguía en su silla de ruedas y gracias a eso quedamos más o menos a la misma altura.

– Hasta que lo aceptas Tarāmi, te costó bastante.

Ella río volviendo a sacar fotografías al cielo

El sonido de la gente se escuchaba a lo lejos, era un gran ambiente y me obligué a guardarlo en mi mente, podía escuchar cómo (T/N) seguía sacando fotografías pues escuchaba el ruidito de la cámara.

– Me encanta cuando estas concentrada – Murmuré sin antes pensar.

Tarāmi se mostró sorprendida rápidamente alejó su cámara para verme, mierda, las ganas de besarla aquí mismo eran increíbles; sentir sus brazos rodear mis hombros, poder decirle muchas cosas coquetas y escuchar su sonora risa en mi oído.

– Eres un idiota Kuroo – Se burló mostrando una risa.

– Y así me quieres.

– Eso es cuestionable.

Fruncí el ceño, mientras escuchaba nuevamente su linda risa. Me permití admirar sus ojos iluminados por los fuegos artificiales.

– Si me besas ahora sería cliché – Salté levemente en mi puesto escuchando como se reía – Diablos, tu cara es la mejor.

Reía, eso es lo bueno, lo malo, es que no quería escuchar su risa justo ahora, no, ahora quería otra cosa. Rápidamente antes que ella reaccionara tomé su cuello y parte de su nuca, sin pensarlo me acerqué a su cuerpo lo suficiente para que nuestros labios de juntan.

Sus labios estaban ligeramente más delgados, y unas pequeñas grietas indicaban su malestar.

Sin embargo, ninguno se alejó u otro acto, el beso no se profundizó más de lo normal, simplemente quedamos así, ambos disfrutando del contacto ajeno, el viento seguía presente y los fuegos artificiales seguían explotando en el cielo oscuro.

Era poco, no puedo decir que era un beso verdadero, pero... Diablos, sentí todas las emociones sacudirse dentro de mí, no podía dejar a (T/N) Tarāmi, yo era un maldito masoquista queriendo estar con ella después de todo.

(. . .)

– ¡Felicidades! – Las múltiples fotografías no tardaron en aparecer, la mayoría de ellos eran apoderados o madres orgullosa por sus hijos. Los de tercero de mi club deportivo estaban parado frente a los de primero y segundo, recibiendo una inclinación de agradecimiento mientras nos encontrábamos en el gimnasio.

– ¿Lev está llorando? – Inquirió Yaku susurrando por lo bajo, efectivamente, el mitad ruso trataba de ahogar sus sollozos en vano, podía ver una leve hilera de mocos bajando por el agujero de su nariz.