3. EL JUEGO

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Un ruido dentro de la tienda me hizo abrir los ojos, aún embriagada por el sueño. Me deshice del débil abrazo de Daryl y me incorporé. Merle estaba preparando su mochila para la expedición a Atlanta. Me miró con una sonrisa pícara y negó con la cabeza, yo me encogí de hombros. En ese momento, Daryl abrió los ojos, que se encontraron con los míos y sonreí confidentemente.

― ¿Has dormido bien?― asentí mientras me levantaba.

Me cambié de ropa, aprovechando que ambos hermanos estaban entretenidos con la mochila del mayor, y me coloqué el cuchillo al cinturón. En ese momento se quedaron en silencio, miedo me daban. Que estuvieran callados podía significar todo lo malo que una pudiera imaginarse, en momentos así entendía a mi madre cuando decía que corría a buscarme por toda la casa cuando estaba callada porque significaba que algo estaba tramando.

― Disculpame hermano, aquí la fiera y yo tenemos que ir a hacer una cosa.― ya podía vislumbrar la sonrisa que se empezaba a dibujar en el rostro de Merle, antesala de una carcajada de las suyas. ¿Y ahora qué cojones se le habrá ocurrido a este? Si mi cara demostraba incertidumbre o inseguridad, no se notó, porque un decidido Daryl me cargó en su hombro, como si no pesara ni una cuarta parte de mis aproximadamente cincuenta kilos.― Tenemos un recado importante.

Salió de la tienda conmigo encima, ligero como únicamente él podía andar aunque cargara un gran peso. Seguía sin entender nada, hasta que nos encontramos en el medio del campamento y me soltó de su agarre, justo delante de un ajetreado Glenn. Sus ojos rasgados miraban divertidos la escena.

― Si necesitas un rescate no soy el hombre más indicado para enfrentarme a él.― levantó los brazos en señal de desentendimiento.

Me giré, roja de la vergüenza, hacia Daryl.

― Daryl Dixon, ¿me puedes explicar qué narices pretendes?― intentaba mostrarme seria, pero la cara de niño bueno que intentaba ponerme era demasiado. Rompí en una carcajada.

― Dile que no vas.― intentaba sonar autoritario, mostrarse superior, pero una débil sonrisa lo delataba.

― Está bien.― me giré hacia Glenn.― Siento decirte que no podré ir con vosotros a Atlanta, porque una de mis niñeras no me deja ir. La próxima vez que vayáis a inspeccionar ya me encargaré de atarla a un árbol para que no moleste.― dije guiñándole un ojo.

Antes de que Glenn pudiera responderme, y ante la atónita mirada de algunos miembros del grupo que se habían despertado y empezaban a acercarse, Daryl volvió a cogerme en brazos y se me llevó con él a la tienda. Entendía a la perfección las miradas estupefactas de los demás, Daryl y yo nos pasábamos media vida peleando y la otra media ignorándonos, no era muy usual encontrarnos jugando y bromeando entre nosotros.

Temía que no me dejara despedirme de Merle, Glenn y los demás, pero no fue así. Cuando Merle salió de la tienda para reunirse con el grupo de expedición, salimos tras él. Me despedí de todos y abracé con cariño al hombre que me había hecho de hermano mayor.

― Cuida de mi hermano, pequeña. Y cuídate, hermanita.― me susurró Merle al oído.

Esa última palabra, "hermanita", resonó en mi cabeza como un eco. Inevitablemente, los ojos se me llenaron de lágrimas y volví a abrazarlo aún más fuerte.

― Vuelve, por favor.

Tragó saliva y me miró a los ojos con la mayor ternura que pudo.

― Te lo prometo.

Esa conversación de escasos minutos con Merle me hizo darme cuenta de algo: cuando salí de la casa donde vivía con mi padre entendí que todo lo que amaba había muerto, la gente que quería había muerto. Cuando enterré a mi padre, o lo que quedaba de él, me sentí en cierta parte aliviada, porque ya no había nadie por quien sufrir o alguien por quien tener que sobrevivir a toda costa, ya no tendría que sufrir porque alguien a quien quisiera pudiera estar en peligro en esa locura de mundo apocalíptico. Pero me equivocaba. El grupo era mi familia, pero Daryl y Merle eran mucho más que eso, les quería como si realmente fueran de mi propia sangre y, pensarlo cuando estaba diciendo adiós a uno de ellos sin saber si realmente podría cumplir su palabra, me rompió el corazón.

My bow girl  [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora