30. MADRE ADOPTIVA

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Las puertas de la valla de la prisión se abrieron ante nosotros, pocas veces me había alegrado tanto de ver aquella cárcel destartalada y rodeada de caminantes.
Accedimos con los vehículos rápidamente al patio, mientras Carol y el hijo de Rick se afanaban en cerrar de nuevo el vallado.

Suspiré. A lo largo de los pocos metros que recorrió el coche por el interior del patio de la prisión pude sentir como el cansancio se iba apoderando de mí.

― A ver cuánto tarda en venir a pedirme explicaciones.― dije, mirando a Jonathan, mientras me preparaba mentalmente para salir del coche.

No era necesario que especificara sobre quién hablaba, puesto que tanto el boxeador como Maggie entendieron rápidamente a quién me refería.

― Respira hondo y no te enciendas.― la mirada de Jon añadía: "que nos conocemos".

Maggie puso una mano sobre mi hombro y lo apretó con cariño, tratando de transmitirme calma.

El boxeador, la chica y yo nos bajamos del vehículo, a la vez que lo hacían Rick y Glenn. Michonne nos miró como si pidiera permiso para apearse del coche.

― No te preocupes, está todo bien.― le dije y procedió a bajarse, catana en mano.

Cogí el arco y el carcaj y, siguiendo a Jonathan y a Maggie, empecé a andar en dirección a nuestro módulo. Michonne nos siguió sin esperar indicación alguna del que supuestamente era el líder de nuestro grupo. Algo me decía que la mujer podía ser una incorporación muy interesante para el grupo ahora que Daryl se había ido, por lo tanto, tenía que intentar que Rick la aceptara; tenía que hacerle ver la importancia de reforzar nuestras defensas, de añadir más manos que pudieran protegernos.
Con aquel gesto, yéndonos del lugar sin siquiera esperar al resto de los miembros del rescate, los cuatro habíamos delegado en el sheriff las explicaciones pertinentes sobre lo sucedido.

― ¿¡Dónde está Daryl!?― preguntó con ansiedad Carol.

Continué avanzando, mientras oía como Rick le relataba brevemente lo que había pasado en Woodbury y cómo el cazador había decidido abandonar el grupo para irse con su hermano.

La mujer corrió hacia mí, aunque no me percaté de ello hasta que tuve su mano apretando mi antebrazo izquierdo con fuerza. Me detuve en seco y la miré con seriedad, con la máxima frialdad que pude. Jon y Maggie frenaron de repente y se miraron con cierta inquietud al ver la escena.

― ¿¡Cómo has podido dejar que se fuera así!? ¡Después de jugarse la vida yendo a buscarte, después de todo lo que ha hecho por ti!

¿Precisamente ella me va a echar en cara eso? La madre que me parió... Apreté los puños e inspiré con fuerza, tratando de mantener la cabeza fría. "Respira hondo y no te enciendas". Lo estoy intentando, Jonathan, pero no te prometo nada, respondí en mi mente al recordar sus palabras.

Carol me zarandeó el brazo para que le diera alguna respuesta, clavando las uñas en él, como un águila que azuza a su presa. Llevaba las mangas de la chaqueta subidas, así que pude sentir un dolor punzante ahí donde sus uñas empezaban a herir la piel, aquello iba a dejar marca durante un tiempo. ¡A la mierda! Me solté con rabia de su agarre y le di una bofetada con la mano completamente abierta. Segundos después, su mejilla derecha lucía mis cinco dedos en una vistosa marca roja.

― Si vuelves a ponerme una sola mano encima, te la corto.― amenacé muy cerca de su cara.

Me daban igual todos los presentes y lo que pudieran pensar, me daba igual el consejo del boxeador, la amistad que unía a esa mujer y a Daryl, que fuera parte del grupo... Me daba igual todo. Había tenido suficiente con todo lo que había sucedido a lo largo de los últimos días como para tener que aguantar a la histérica de Carol un solo segundo más. Bastante paciencia había tenido con ella.
En aquel momento pude jurar que nadie se atrevió siquiera a pestañear.

My bow girl  [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora