5. TENSIÓN

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Llevaba la pistola, que me había dado Rick en Atlanta, preparada para disparar. Miré a mi alrededor, todo era caos y confusión. Se oían gritos, murmullos, jadeos, disparos por todas partes y el llanto asustado de los niños. Los ojos de Daryl se cruzaron con los míos, esas milésimas de segundo fueron suficientes para entender lo que quería que hiciera. Me situé detrás de él, dispuesta a protegerle a toda costa. No quería arriesgarse a que me pasara algo y por eso quería que fuera tras él. Me dolía el brazo, pero no estaba dispuesta a que eso me frenase.

Fuimos acercándonos al grupo de forma más o menos organizada. Sin separarnos mucho para no vernos envueltos también por la horda. Eran muchos. Daryl disparaba sin cesar la escopeta que le había dado Rick al bajar de la furgoneta. A su espalda, disparaba, tan rápido como me permitía la movilidad reducida de mi brazo lesionado, a todo caminante que se acercaba peligrosamente a él o alguno de los que acabábamos de llegar. Fue entonces cuando escuché el grito de Andrea, me quedé paralizada al ver a Amy tendida en el suelo, con un charco de sangre bajo su cuello. Grité con todas mis fuerzas y me alejé corriendo hacia ella. Me tiré de rodillas al suelo al lado de Andrea, que lloraba desconsoladamente, y solté el arma a un lado. Tapaba la herida del cuello de su hermana con una mano, la hice a un lado y pude ver la piel desgarrada y la carne bajo ella, el mordisco se había llevado parte de su yugular. La sangre manaba como una fuente. Me miré las manos manchadas y sentí la necesidad imperiosa de limpiarlas, no obstante, la cogí de la mano y traté de hacerle sentir que no estaba sola. No podía apartar la mirada de sus ojos, estaba asustada y sabía, igual que su hermana y yo, que ya no se podía hacer nada por salvarla.
Recordé todos y cada uno de los momentos que había vivido junto a ella. Pasaron ante mis ojos como si fuera una película a cámara rápida. Fue de las primeras que me acogió en el grupo, supongo que fue porque apenas tenía un par de años menos que yo, y pronto nos hicimos muy amigas. Tanto su hermana como ella me trataron como si fuera parte de su familia, cuando necesité de algún sitio para dormir al enfadarme con los Dixon. Su muerte, su inminente muerte, rompió otro trocito de mi corazón ese día.
La respiración de Amy se fue haciendo más lenta, una lágrima resbaló por su mejilla y cerró los ojos. Cuando su cabeza se relajó y cayó suavemente a un lado, me permití llorar.

Glenn y los demás acabaron con los últimos caminantes que habían arrasado el campamento. Entonces, Daryl se acercó a mí y me levantó con suavidad.
Me alejó de la grotesca y dolorosa escena, que era ver el cadáver de Amy bañado en su propia sangre, y me abrazó. Lloraba ya desconsoladamente, temblaba y no era capaz de controlar mi propia respiración.

― Shh... Sara, cariño, respira hondo.― los susurros de Daryl no eran capaces de devolverme a la realidad.

― Yo... no puedo, no puedo.

― Cariño, mírame.

Me buscaba los ojos con la mirada, pero no fui capaz de enfocar la vista. No le veía, no podía hacerlo. Estaba ciega de dolor, de rabia, de miedo. Me llevó a un lugar más apartado de los demás, lo suficientemente lejos para poder estar tranquilos, pero cerca del grupo por si volvían a aparecer más caminantes. Me ayudó a sentarme en el suelo, mientras yo seguía con la mirada perdida en algún punto lejano. Los recuerdos se agolpaban en mi cabeza tan rápidamente que se mezclaban entre sí.
Daryl se agachó ante mí, me cogió del mentón e hizo que le mirase directamente a los ojos.

― Sara, estoy aquí. Mírame, por favor. Tienes que calmarte.― me puso una mano en la parte superior del esternón.― Respira hondo. Inspira.― lo hice.― Expira.

El aire salió de mis pulmones a trompicones, mientras las lágrimas no cesaban.

― Muy bien, cariño. Sigue así. Vamos, una vez más.

Repetí el proceso hasta que recuperé la capacidad de respirar medianamente bien. Aun así, el llanto no cesó.

― Daryl...― sollocé.

My bow girl  [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora