Un plan B, bastardo © [01]

40. Una llamada de emergencia, baby (remix)

Antepenúltimo presente, señoras:

Mantengo la mano de Nina con fuerza mientras cruzamos el enorme arco decorado con rosas blancas. Mi cabeza gira a todos lados detallando la hermosa decoración del lugar y no puedo creer que haya llegado tan rápido el día de la boda.

No he visto a la señora Norma desde la mañana y es que la planeadora de bodas nos sacó a todos del departamento para concentrarse prácticamente en la presentación de la novia. A Connor tampoco lo había podido ver mucho pues estaba practicando la manera de cómo llevar a su abuela hasta el altar planificado.

La pareja había decidido hacer la boda en un ambiente abierto, así que ahora mismo nos encontrábamos en los Jardínes de Bundaleer, una preciosa instalación a las afueras de Australia para tener una experiencia más acogedora rodeada de árboles, creando una boda surrealista y emotiva.

El lugar tenía un pequeño puente blanco por donde caminaría la novia y gracias a los árboles cerca, se habían colgado unas cuantas luces recreando una cascada dorada hacia donde se llevaría a cabo de la unión de la señora Norma y el señor Braulio.

Realmente la situación me conmovía demasiado pues aunque mi mente lo quisiera olvidar desde anoche, hoy se cumplían seis meses desde que llegué a Australia. No me atreví a dormir con Connor en su habitación, no lo sentía correcto. Con la excusa de mi regla y la incómoda situación, me fui a mi cuarto para llorar hasta sentir que me quedaba dormida.

«¿Qué demonios estoy haciendo?»

—Connor se ha esmerado por completo en el lugar, eh —musita Nina, sacándome de mis pensamientos y asiento en su dirección dándole la razón.

—Sólo quiere ver feliz a su abuela este día.

—Si algún día me caso, también quiero que recuerde que debo ser feliz —bromea.

—¿Lo has visto?

—¿A Connor? No mucho. En realidad no lo he visto desde hace un rato. Luego que la planeadora se lo llevara del cuello, sólo he estado contigo. Creo que ni siquiera he visto al resto de los chicos.

Asiento. Sé que Carson ahora mismo se encuentra en una situación familiar, pero sé bien que vendrá para la boda. A Tyler y Jackson los vi engullendo los bocaditos de la mesa de recepción. «Esos dos no tenían fondo a la hora de comer»

—¿Quién es el chico que trajo Jackson? —pregunto, curiosa.

—Se llama Romeo. Es un... amigo —suspira al terminar de decir la última palabra.

—¿Y por qué ese tono?

—Como si la palabra amigo no tuviera nada que ver con la verdadera definición.

Nina niega con la cabeza.

—No es un tema del que yo deba hablar, Liv. Es la privacidad de Jackson.

Frunzo un poco el ceño, confundida. Se encoge de hombros dando por terminada la conversación y sólo atina a enrollar su brazo con el mío para seguir paseando por el lugar. Me sigo quedando maravillada con el lugar y como nos pidió la señora Norma, somos las encargadas de saludar a los invitados. Aunque no conozco a la mayoría.