Extra 3. Amá, se metió otro pejelagarto

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Sujeto uno de mis audífonos contra mi oreja derecha mientras que mi cabeza no deja de moverse al ritmo de la música que he creado

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Sujeto uno de mis audífonos contra mi oreja derecha mientras que mi cabeza no deja de moverse al ritmo de la música que he creado. Mis manos tocan a cada rato los botones de mi mezclador mientras que mi pie se conecta con el paralizador de sonidos y repetidos. El sonido en mi habitación está a todo volumen y me atrevo a subirle mucho más.

Hago una propia mezcla entre todas las canciones de Avicii y una sonrisa estúpida aparece en mi rostro por culpa de la nostalgia, luego de perder a un grandioso DJ y maravillosa persona. Mientras mantengo mi cabeza al ritmo de la mezcla, mis ojos viajan a todas las fotografías de los conciertos que pude haber ido, pero no fue así. Lastimosamente mi inspiración murió mucho antes que naciera y su música me hizo reconocer la pasión que tenía. «Me salvaste, Avicii»

Me gusta divisar el tatuaje de los dos triángulos en mi muñeca como símbolo de sus fanáticos y sigo manteniendo el volumen tan alto que podría perder la audición en cualquier momento, pero no me importa. Mi creación lo vale por completo.

Estoy tan inmersa en mi mezcla, dejándome llevar por las sensaciones que me provoca la música y cierro los ojos, maravillada. Las ventanas retumban por el bullón de mis parlantes y mi pie no deja de moverse con el paralizador. Abro los ojos para observar los diferentes colores de mi mezclador y mi sonrisa se hace mucho más grande. «Un sueño para mí»

Por un segundo intento bajar todo el volumen para la mezcla, pero justo en ese momento escucho mi nombre siendo gritado por alguien a mis espaldas.

—¡Isabella! ¡Isabella!

Frunzo el ceño cuando presiento haber escuchado la voz de mi madre y debo bajar un poco el volumen para estar atenta. Me quito un poco los audífonos de las orejas y me mantengo quieta intentando reconocer que si me llamaban y que mi poca falta de audición no se había ido a la mierda por completo.

—¡Isabellaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

«Si es mamá»

Bajo el sonido por completo y guardo la mezcla en mi laptop conectada al aparato. Apago el mezclador y desconecto el paralizador de sonido, mientras dejo mis audífonos en el perchero que me compró papá, luciendo todos los headphones que he tenido en mi vida. Él tenía sus baquetas de todas las formas y colores, yo tenía mis audífonos de colección. «De tal padre, tal hija»

Cuando noto que tengo ordenado y guardado sin la amenaza de perder mi progresiva mezcla, giro mi cuerpo para caminar hasta la puerta de mi habitación y sonrío cuando veo a mi madre al otro lado al momento de abrirla.

Su cabello rubio cae por sus hombres descubiertos, su vestido de flores sin tirantes demuestra la jovialidad de su apariencia. Aunque el ceño fruncido que me dedica demuestra todo lo señora que puede ser una madre con su hija. «Al parecer está molesta»

—Hola, mami linda —finjo una dulce voz cuando hablo.

Ella suspira y se cruza de brazos demostrando mucha más autoridad.

Un plan B, bastardo © [01] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora