19. Me da un SHINGO de sentimiento

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Levante la mano la gente presente:

Advertencia +18 en este capítulo

«Perdonar no es olvidar, y culparte por algo que no hiciste no ayudará a reconstruir tu corazón» fueron las palabras de mi abuela cuando terminé llorando entre sus brazos luego de haber ido al entierro de Ariana, una muchacha que había sido tan im...

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«Perdonar no es olvidar, y culparte por algo que no hiciste no ayudará a reconstruir tu corazón» fueron las palabras de mi abuela cuando terminé llorando entre sus brazos luego de haber ido al entierro de Ariana, una muchacha que había sido tan importante para mí y que hasta ahora no podía perdonar no seguir teniéndola a mi lado.

Las palabras se atoran en mi garganta e intento quitar aquel nudo que se forma debido a la resistencia de no seguir llorando para no preocupar más a la rubia a mi lado. Siento el cuerpo de Olivia tensarse entre mis brazos apenas musito esa frase y las caricias en mi cabello se detienen.

—Por favor, no... no te detengas—aprieto más mi agarre en su cuerpo— Sigue acariciándome —mi voz sale en un murmuro débil.

Me siento ansioso al pensar que se alejará de mí pero intento no sollozar nuevamente cuando sus caricias vuelven. Procuro tener la necesidad de tocarla así que llevo mis manos al interior de su camiseta para sentir la piel de su espalda, y agradezco el que Olivia no diga nada ante mi acción.

Muerdo la parte interna de mi mejilla queriendo ordenar las palabras en mi cabeza pero claramente no hay manera en que pueda confesarme en un modo más suave. Mis acciones fueron una mierda, ahora tan sólo espero no ser condenado ante los ojos de mi fresita.

Tomo una bocanada de aire y la suelto en un proceso lento. Cierro los ojos creyendo que estoy confesándome en la soledad de mi habitación y las palabras comienzan a salir de mi boca.

—Ariana era mi exnovia —admito al fin.

—¿Era?

—Murió. Murió hace dos años.

—¿Cómo murió?

Trago saliva. Duele.

—Se suicidó.

—Lo siento mucho.

Dejo mi rostro en el hueco de su cuello.

—Hace unos años, conocí a Ariana en una fiesta con mis amigos. Ella estaba con Adelina, su hermana, más un grupo de amigas, así que nos juntamos. En ese tiempo, Marcello y yo éramos inseparables y unos idiotas, por así decirlo —frunzo el ceño— A él le gustó Adelina así que yo me quedé con Ariana. Era la más tímida del grupo así que ciertamente captó mi atención —alzo el rostro para observar a Olivia, quién ahora tiene su mirada sobre mí pero su gesto es tranquilo así que continúo con mi relato— Los meses pasaron. Ariana y yo pasábamos mucho tiempo juntos hasta que empezó a gustarme. Le confesé lo que sentía y le pedí ser mi novia.

—Ella aceptó.

—Claro que lo hizo. Sus muestras de afecto eran un poco obvias cuando éramos amigos, así que para mí no fue difícil armarme de valor para declararme —sonrío a medias— Era una chica alegre, risueña y muy divertida cuando entraba en confianza con las personas. Adelina estaba con Marcello aunque su relación sólo era sexual.

Un plan B, bastardo © [01] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora