Un plan B, bastardo © [01]

Epílogo. V*rga fue un maravilloso final. A lo "Querido Jhon"

Último presente, Sunniers:

Años después

Sujeto con fuerza el lápiz al momento que me enfoco por completo en los trazos que le hago al dibujo de mi IPad. Como es costumbre mía, saco mi lengua contra la comisura de mi boca y siento como si estuviese en algún tipo de competencia de diseño. Tal y como sucedía en la universidad.

Al terminar, diviso el nuevo diseño de mi empresa para la colección de los vestidos de novia que han sido requeridos por nuestro público élite y alzo los brazos victoriosa por lograr lo que quería. «Bien. Tres semanas en esto ha valido la maldita pena»

—¡Otro punto para Slytherin! —grito con fuerza, logran sobresaltar a la pequeña persona que se encuentra en mi oficina, jugando con un carrito de juguete. Éste me mira y frunce su ceño sin entender lo que hago— Deja de mirarme así, sangre sucia —lo señalo con el lápiz electrónico.

Valentino ladea su cabeza aún sin entender una palabra de lo que digo, y como si la conversación no fuese con él, regresa su atención a los juguetes frente a él. No podía pedir mucho de un bebé de año y medio.

Ruedo los ojos al sentirme ignorada por él y regreso la vista hacia mi diseño para terminar sonriendo. Cuando noto que tengo los cuatro diseños que quería para esta semana, me pongo de pie acomodando mi vestido rojo y me acerco hacia dónde está el pequeño rubio haciendo resonar mis tacones.

Mi pecho se llena de ternura al instante en que Valentino vuelve a verme y estira sus manos pidiéndome con sus gestos que lo cargue en mis brazos.

—Ahora si quieres que te sujete, ¿no, mocoso?

Él se queja cuando me demoro en sostenerlo, pero aún así lo hago. Acaricio su nariz contra la mía, lo que le hace reír estruendosamente. Sus suaves manos van hacia mis mejillas y me da un beso en la nariz que me derrite por completo.

—¿Sabes a qué hora llega tu padre? —le pregunto— Tengo otros asuntos que atender —suspiro, dejándome caer en el sofá blanco de mi despacho con el cuerpo de Valentino sobre mi regazo— Cuando lo veas, vomítale encima, ¿de acuerdo? Así deja de venir tarde cada vez que le digo.

Val se ríe con aquellos sonidos de bebé como si realmente entendiera lo que le estoy pidiendo. Comienzo a distraerlo con sus peluches y vuelvo a ver el reloj de mi muñeca justo cuando la puerta de mi oficina es abierta bruscamente, dejándome ver al padre de este pequeño ser.

Su cabello negro es lo primero que veo pues tiene la mirada en el suelo para recoger algunas maletas sujetas a sus brazos. El traje azul que antes se notaba pulcro por la mañana, ahora se encuentra todo desarreglado. Los botones están por cualquier lado e incluso puedo ver una mancha de café en su camisa que intento ocultar.

Su cabeza se alza y al fin logro divisar su rostro. Sus ojos color miel se dirigen al pequeño que está en mis brazos dedicándole una mirada tierna y conmovedora, y luego termina por detallarme cambiando por completo su semblante a uno más nervioso.