17. Estos celos me hacen daño, me enloquecen

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Buen día, marranas. Digan presente:

El sonido de la campanilla advirtiendo mi presencia en la tienda hace voltear el cuerpo de Nina en mi dirección

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El sonido de la campanilla advirtiendo mi presencia en la tienda hace voltear el cuerpo de Nina en mi dirección. Le dedico una sonrisa en forma de saludo cuando veo que se encuentra con un cliente y me voy a la sección de discos recién lanzados para chismosear.

"Daddy Issues" suena por los parlantes del lugar y comienzo a mover mi cabeza al ritmo de la música. Aquel título me recuerda el hecho que no he hablado con mi padre hasta ahora. Saco mi teléfono del bolsillo y reviso los últimos mensajes que le he enviado. Noto que no tengo ninguna respuesta de su parte ni el check azul de que lo haya visto y bufo.

Han pasado tres semanas desde que me dieron el trabajo junto a la banda y desde entonces no he podido darle la gran noticia a mi padre. Su "falta de tiempo" y su "tan ocupada agenda" no le permite tener contacto con su hija, quien se encuentra al otro lado del mundo y noto que ni eso logra importarle.

Aunque ese ligero tema podría hacerme sentir como un ser casi despreciable, la verdad es que no me he sentido de esa manera desde que mi relación con Connor ha avanzado.

Espera, ¿dijiste relación?

Eh, ¿sí?

¿Relación?

¡Bueno! Lo que sea que tenga con ese cavernícola.

Mi no sé qué con Connor ha tenidos sus pequeños momentos. Claramente no teníamos la etiqueta de novio/novia desde que lo rechacé cuando me lo propuso en aquella carretera abandonada —muy romántico el muchacho—, pero sabíamos que éramos simples amigos. Eso lo deducía claramente cuando me besaba de sorpresa o cuando... bueno... nos encerrábamos en su habitación o en la mía a... a... ¡bueno, ustedes saben!

Mi cabeza no ha tenido mucho tiempo en poder aclarar todo lo que ha estado sucediendo con ese niño en tan sólo dos meses. De no querer verme todas las mañanas y tratarme como si no existiera, pasó a no querer despegar su boca de mi rostro y viceversa.

Cosas que pasan, ¿no?

—¡Olivia! —me sobresalto cuando escucho el grito de Nina a mi lado y giro mi cabeza cuando me doy cuenta que está parada junto a mí— ¡Dios, mujer! Te llevo hablando cinco minutos y no me haces caso. ¿En qué pensabas? Vale, no me digas. La sonrisa estúpida en tu rostro ya te delató.

—¿Mi qué? —llevo la mano a mi cara y Nina ríe ante mi gesto— ¡Nina!

—No es mi culpa que andes pensando en tu novio a estas horas del día.

—No es mi novio.

—Pero bien que hacen cosas de novios, eh —masculla en un tono coqueto.

Ruedo los ojos ante sus ganas de querer fastidiar y paso por su lado hacia la salida.

Un plan B, bastardo © [01] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora