38. La noche que se me cayó el calzón (storytime)

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Sus últimos presentes aquí, por favor:

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—Muy bien, chicos. Una más y descansamos —anuncia el fotógrafo frente a nosotros y cada uno de la banda hace una pose para terminar siendo fotografiados— ¡Perfecto! Descanso de 5 minutos. Muchas gracias, "Sunny Day".

Sonrío de forma agradable hacia el profesional y bufo un poco cansado de estar parado por más de treinta minutos cuando mi talento es tener el culo pegado a una banquilla. Mi cabello gotea un poco por la humedad y es que el diseñador de imagen ha querido mostrar un aspecto mucho más salvaje de la banda.

«Sólo faltaba que dijera "rawr" a la cámara, a ver si me dejaba en paz»

Camino hacia donde me espera Olivia con una toalla para mi cuerpo y dejo un beso en su boca en modo de agradecimiento. Ella también sonríe y un gesto de espanto se forma en su rostro cuando ve a alguien a mi espalda.

Giro un poco la cabeza para ver que Isla se encuentra con la mirada sobre nosotros y sólo atino a rodar los ojos para volver a mirar a mi rubia.

—A veces pienso que esa mujer sueña con asesinarme —murmura.

—Bueno, prácticamente hiciste que le cerraran algunas cuantas. Al parecer le cancelaron un viaje importante y por si fuera poco recibió el regaño del año por parte de su padre —explico, divertido— Creo que yo también soñaría en matarte.

Recibo un golpe suave en el abdomen y río.

—Eso no es nada a lo que realmente merece esa mujer.

—Sólo demuéstrale que eres más fuerte que nadie. Eso le joderá más, te lo aseguro.

—¿A qué hora terminan?

Sonrío al notar la emoción e impaciencia en su voz.

—¿Emocionada por saber su regalo, cumpleañera?

—Más que emocionada, estoy ansiosa. Te dije que no soy buena esperando las sorpresas.

—Por lo menos te bajé la ansiedad al despertar, ¿no? —pregunto y ella rueda los ojos.

Dejo el último pedazo de fresa sobre la crema que decora la torta y rápidamente observo el reloj de cocina para ver la hora. Me apresuro al darme cuenta que Olivia solía levantarse temprano los sábados. «Mujer tan rara» Lamo mi dedo por las manchas de crema que quedan en él y a pesar de tener los ojos hinchados, sonrío al ver que mi preparación ha quedado perfecta.

«¿Quién diría que estaría levantándome a las 4 de la mañana para preparar una torta?» Lo más difícil fue no tener que hacer ruido. Así que como la rubia podía levantarse temprano, tenía el sueño demasiado liviano. Los lloriqueos de Pana Rabbit a mi lado me hacen mirarlo y debo negar con la cabeza al notar que quiere una fresa.

Un plan B, bastardo © [01] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora