Capitulo 4

335 24 0
                                    

La llegada de la prometida de Charles, junto con la repentina aparición de los ingleses, es el motivo de esta pequeña fiesta en los jardines de la corte. Mis piernas débiles recorren el lugar aburrida y al final termino sentada con una copa de vino en la mano, observando a los niños correr en todas las direcciones, riendo y jugando entre ellos.

Inevitablemente, mi atención es capturada por Mary y Francis, quienes mantienen una conversación nada agradable. Es evidente por el rostro tenso y casi enfadado de Francis que las cosas no han mejorado entre ellos, a pesar de sus intentos de aparentar lo contrario.

La afirmación de que algo no anda bien en esa charla me es confirmada por Francisco, quien se separa de ella en un momento dado, negando con la cabeza.

Mi fiel instinto, desarrollado durante estos meses como dama de Mary, se activa al ver esto. Una parte dentro de mí me grita que no pierda tiempo y me acerque a ella para consolarla o hacerle olvidar el mal rato. Sin embargo, me detengo al comprender que mientras ellos sigan así, le tocará vivir muchos episodios parecidos a este sola.

Froto mi cuello, pestañeando rápidamente. Mi cuerpo y mente procesan todo con extrema lentitud. Estoy sumida en una neblina imaginaria muy densa que no me permite pensar ni actuar con claridad. Hacía años que no experimentaba esto. Mi "pequeño" trastorno del sueño regreso con más fuerza desde mi llegada a la corte. Desde el incidente con Colin, solo he podido dormir interrumpidamente, siendo constantemente atormentada por pesadillas.

Sabía que esta situación se presentaría. Conozco mi cuerpo y sé que no funciona bien bajo mucho estrés o miedo, dos sentimientos que me acompañan constantemente desde que todo comenzó.

Las posibilidades de que me descubran son de una entre cinco millones, pero eso no lo hace mejor ni mucho menos reconfortante.

Lucho por mantener los ojos abiertos, pero sentir la brisa golpeando mi cuerpo como una manta y la comodidad del sillón no ayudan. Sin más opción, me pellizco y con flojera me levanto para evitar quedarme dormida sentada. Paso por las mesas que contienen apetitosos aperitivos a los ojos de los demás. Tomo uno y lo llevo a mi boca para comerlo posteriormente.

El azúcar ayuda a mejorar mi estado de ánimo. Limpio los bordes de mi boca, eliminando los restos de comida que hayan quedado. Sin saber qué hacer, miro aburrida a mi alrededor. Todos parecen muy felices, corriendo, charlando e incluso comiendo. En uno de mis momentos de distracción, veo un listón de color rojo colocado deliberadamente en uno de los miles de árboles que destacan en el denso bosque.

Dimitri.

En cuestión de segundos, imagino todas las posibilidades para acercarme a la entrada del bosque sin despertar sospechas o parecer una loca.

No hay forma. Es imposible entrar o acercarme sin que algún guardia me detenga en el proceso.

Finjo desinterés mirando el bosque a detalle buscando a la persona que se que debe estar entre las sombras, Casi imperceptible puedo verlo recostado en un árbol.

Disimuladamente hice señas con las manos a la altura de mi abdomen, al principio me costó saber si me vio o siquiera entendió lo que trate de indicar, Pero unos minutos después aquella sombra parada desapareció de su posición adentrándose en las profundidades del bosque.

Retirándome de la fiesta para caminar al castillo, Comenzando una búsqueda exhaustiva para encontrarlo, 10 minutos habían pasado e innumerables puertas han sido abiertas por mis manos, En algunas no había nadie pero en otras tuve que aguantar las miradas un poco molestas de la gente, Ya sin esperanza suponiendo que algo lo detuvo tomo el pomo de una puerta en mi mano, Ni siquiera tuve tiempo para reaccionar al segundo que se abrió brusco dicha puerta y una mano excesivamente fría cubrió mi boca y me empujo al interior de la habitación junto a el.

The ascent to the stars|FRANCIS VALOISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora