No dormir se ha vuelto tan cotidiano para mí que ya ni siquiera intento ganarle a mi cerebro, solo acepto que no pasará y que la día siguiente me levanté con dolor de cabeza.
He estado despierta toda la noche, pero la pesadez que tiene mi cuerpo me ha echo imposible levantarme de esta cama, lo he pensado minutos e incluso horas, pero no he conseguido convertirlo en una acción.
Adormilada trato de girar a un costado de mí cuerpo, solo que una mano sobre mi boca y algo demasiado frío sobre mi cuello me lo impiden, sorprendida abro los ojos y veo un hombre sentado al lado de mi cama.
Antes de que pueda hacer algo, el abandona su sitio y se coloca a ahorcadas de mi, todo a una velocidad que no me dejó siquiera oponerme.
En total pánico trato de quitarlo de encima mío pero es lógico que la fuerza que tiene aplicada en mi, no es rival contra la mía, la daga en mi cuello se presiona aun mas, tanto que siento un corte en la piel.
Trato de no tener más miedo del que tengo, cuando se inclina mas cerca de mi cara, un olor característico impregna mi nariz de inmediato, alcohol.
Su mirada lasciva no me pasa por alto - Es gracioso que precisamente tu seas la nueva zorra del príncipe, algo pintoresco debo añadir. - respiró con más fuerza por la nariz.
El buen humor que trae se fractura en miles de pedazos delante mío, cuando noto que no reaccione como el quería, la adrenalina corriendo por mis venas fue la causante que en semejante situación me ría en su cara.
Fue satisfactorio por un momento, pero toda mi risa se apagó cuando un gran impacto me obligó a girar la cabeza a un lado, tardo en asimilar lo que pasó, pero cuando sucede saboreo mis labios con sabor a metal mientras lo vuelvo a ver de frente.
- A que debo esta visita inesperada, ¿que puedo hacer por ti? - quiera o no, el medio de escape de mi miedo aveces se presenta como burla, cosa que aveces empeoran la situaciones.
- ¡Vaya que coraje! Ahora es evidente porque el príncipe te escogió como su zorra. - sus insulto no me mueven ni un sola pestaña, porque a lo largo de mi vida me han dicho cosas mucho peores.
- Que. Quieres. No lo repetiré una tercera vez - la carcajada que soltó demostró que no me creía en lo absoluto.
- Te advierto que ese tono no me gusta nada, además en tu posición creo que no me puedes exigir nada - toma mi menton con fuerza, por la fuerza de tal acción clavando mi cabeza en la almohada - ¿Que piensas que me daría el rey Henry si le comunico que la princesa de Rusia está viviendo bajo su propio techo?
Se me revolvió el estómago por sus palabras. Dentro de mi maldigo cualquier error que pude cometer. - Creo que no estará muy contento contigo,, utilizar su corte como una armadura invisible sin su permiso, puede considerarse un delito mayor.
- No si es una total mentira, señor no se qué vio o que escucho pero le aseguro que es una calumnia en mi contra. - por segunda vez no veo venir el golpe hasta que finalmente lo siento, esta vez gimoteo de dolor por el ardor que siento en mi mejilla.
- No me creas tan estúpido, reconozco esa marca de 2 puntos donde sea, lo que me preguntó ¿es como su alteza no se ha dado cuenta de ese detalle mientras te folla? - rie solo para luego decir.
Me rindo y vuelvo a hablar. - Eres tan brillante, ¿quien más sabe esto?
Está vez no se inmuta por mi sarcasmo y se limita a contestar - Solo yo por el momento.
Ignoro la incomoda quemada en mi rostro para alzar una de las cejas - ¿Cual es tu precio?
Giro mi cabeza alejandome de su toque, el no parece importarle y continúa acariciando mi cuello causandome arcadas. - No te esfuerces en vano, cualquier precio que tenga me será recompensado por el rey Henry, no de ti querida.
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The ascent to the stars|FRANCIS VALOIS
FanfictionElizabeth Ledebev fue una mujer valiente, inteligente y astuta que gobernó la Rusia de los siglos MDXL al XVIII. Era la única hija de los reyes Felipe II y Beatriz de Habsburgo, y fue una de las primeras mujeres en utilizar la debilidad como una arm...