„Según el filósofo Ly Tin Wheedle, el caos se encuentra en mayor abundancia cuando se busca el orden. El caos siempre derrota al orden porque está mejor organizado." — Terry Pratchett
Apoyo la cabeza en la madera fría esperando que eso me diera la fuerza que necesito, Cualquiera que me vea en este instante pensaría que sencillamente estoy loca o algo en mi cabeza no funciona.
Actualmente me encuentro afuera de mis aposentos apoyada en su totalidad de la puerta, Y la razón de tal circunstancias es debido a que después de mi charla con Lorenzo mi mente empezó a visualizar de forma rápida que lo que pasaría si el realmente tuviera la razón.
Dado a esa inquietud fue por lo que decidí ir a los aposentos de Francis, Solo para llevarme la sorpresa que estaba vacío sin un rastro de él, Y ahora debido a mi paranoia no puedo entrar a mi habitación porque pienso que estará ahí dentro.
Debatiendo mis opciones y pensado seriamente en rogarle a Mary que me permita dormí consigo para evitar o por lo menos atrasar lo que todavía es una incógnita en mi cabeza.
Ante el ruido y desorden de mi cabeza no presté atención a los llamados a mi nombre, reaccionando por fin cuando una mano se colocó en mi hombro con cautela, Sin esperar tal contacto fue imposible retener el grito que brotó de mi garganta asustándome y asustándola.
Agitada veo la sirvienta sobresaltada por la manera en que reaccione.
Apenada por estar tan sensible juntó las manos viéndola con timidez – Lo siento mucho, Disculpa por asustarte.
– No se preocupe.
Olvidó momentáneamente el asunto para concentrarme en la castaña – ¿Que necesitas?
– ¡Oh!, En realidad nada, Solo vine a preguntarle si su puerta está trabada.
Avergonzada carraspeo – No hay necesidad, No está trabada – En su cara vi como no me creyó ni una sola palabra, Al final y poniendo fin a las opciones tomo el pomo en mis manos para empujar la puerta.
Dejo la puerta entreabierta – ¿Ves? – Asintió – Gracias por preguntar, Ya puedes irte.
No tuve la necesidad de decirlo dos veces, Espere a que se alejara lo suficiente como para entrar a mis aposentos con ligera incertidumbre.
Mis ojos recorrieron todo el lugar para descubrir que pase casi 20 minutos afuera para nada.
Cansada retiro los zapatos aliviándolos enseguida, Ir al baño y bañarme me resulta muy difícil en estos momentos, Sin prisa alguna me acuesto boca arriba viendo hacia la nada.
– ¿Estás cansada? – Asustada me siento erguida en la cama buscando apresurada el dueño de la voz, Tardo un poco pero finalmente puedo localizarlo, Oculto en una esquina oscura debido a que la luz no llega a ese sitio.
Saber que no es un asesino me tranquilizó pero aún me cuesta soltar la tensión de mi cuerpo, La visualidad es reducida es por eso que no puedo identificar qué cara tiene – ¿Cuánto tiempo tienes ahí?
– Uhhh, No sabría decirte.
– Entiendo – Sin detenerme por su presencia empiezo a quitarme los accesorios sin saber realmente si me está o no mirando.
Ando descalza dirigiéndome a la cómoda con los anillos y aretes en la mano para guardarlos en su sitio, A través del espejo puedo verlo acomodarse en otro sitio con más luminosidad cargando una botella de vino en su mano y la otra una copa llena.
– Quieres un trago – Su voz aterciopelada y supremamente lenta me hace verlo.
Alzo los hombros indiferentes – Claro.
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The ascent to the stars|FRANCIS VALOIS
Fiksi PenggemarElizabeth Ledebev fue una mujer valiente, inteligente y astuta que gobernó la Rusia de los siglos MDXL al XVIII. Era la única hija de los reyes Felipe II y Beatriz de Habsburgo, y fue una de las primeras mujeres en utilizar la debilidad como una arm...