4. Aguas peligrosas.

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El día en la Universidad ha estado horrendo, hace una semana que empezó el curso y ya quiero que se acabe y para empeorarlo todo, solamente es lunes. ¿Existe sentimiento más sincero que el de un estudiante diciendo que odia estudiar? Siendo sincera, no lo creo.

Jonah me ha acompañado a casa, pero cuando llegamos dijo que estaba apurado porque tenía que hacer algo que no entendí muy bien y se marchó a la velocidad de la luz. Mis padres trabajan hasta tarde hoy también, y Luna tiene una cita con Carlos, así que estoy total y absolutamente sola, por supuesto, con una fiesta mental en mi cabeza que ni se imaginan.

Tomo las llaves de mi mochila y abro la puerta con absoluta tranquilidad, entro en la casa y dejo las llaves sobre la mesa. Me dirijo hacia mi habitación y cuando abro la puerta casi me da un infarto.

—¿No tienes casa propia?— le pregunto al individuo alias acosador.

—¿Por qué querría estar en mi casa cuando puedo estar en la tuya?

Evan Jones, la mejor representación de mis problemas se encuentra en mi casa.

—Siempre tan original— le digo y dejo la mochila a un lado.

—¿Ya me vas a decir qué me estas ocultando?— pregunta y yo ruedo los ojos.

—Ya te dije que no oculto nada.

En la última semana he aprendido a tolerarlo, más bien, Luna me está obligando a hablarle, pero no se preocupen, todavía pienso que es un idiota, lindo, pero idiota.

—Eso no es lo que dice tu mirada— comenta acercándose a mí y se queda mirándome directamente a los ojos—. Salgamos esta noche.

—¡Ja! Eres muy gracioso, Evan, deberías considerar ser comediante— expongo en tono sarcástico y él se ríe.

—Vamos, te invito a ir a bailar. Sé que te gusta.

—¿Cómo...?─ comienzo a preguntar, pero ya sé la respuesta—. Mike, ¿verdad?

Él asiente y yo empiezo a buscar una ropa más coda para cambiarme. Abro el armario y miro todas las prendas sin prestar mucha atención hasta que lo escucho aclararse la garganta detrás de mí.

—¿Por qué le dices Mike?— pregunta el pelinegro.

—Es su nombre, idiota.

—Las personas normales no llaman a sus padres por sus nombres sino por papá, padre o algo así.

Me tenso ante sus palabras, pero lo miro y sonrío de lado.

—Deberías saber ya que no soy una persona normal, Evan.

—Deberías saber ya que no me rendiré hasta averiguar qué escondes, copito—
eso último lo dice cerca de mi oído y luego se acuesta en mi cama.

Finalmente, tomo un short y una blusa y me dirijo al baño para cambiarme, me tomo la libertad de demorarme para ver si Evan se aburre de una vez y se larga, pero cuando salgo del baño, él sigue en el mismo lugar dónde lo dejé. Suspiro y tiro la ropa sucia en el cesto que se encuentra en una esquina, mientras le dirijo una mirada de reproche.

—¿No tienes algo mejor para hacer que estar molestándome?

—Tengo una pregunta para ti, de hecho.

—Me la harás aunque te diga que no me interesa, ¿verdad?— él asiente y yo suspiro—. Vale.

—¿Crees en el amor a primera vista?

Su pregunta me deja un tanto descolocada, pero cojo una bocanada de aire y comienzo a soltar mi respuesta.

—Ya les dije que nunca me he enamorado, así que no— empiezo a buscar mi teléfono cuando veo que me está mirando raro—. Ay no, no me digas que tú crees en el amor a primera vista— le digo entre risas.

Amor Apocalyptico [✔] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora