8. ¡Qué comience el Apocalipsis!

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Terminé de pintar la pared de la escuela el resto de la semana con Evan y el director nos levantó el castigo, así que aquí estoy, preparándome para una fiesta en casa de Evan para celebrar nuestra pequeña victoria, la idea fue de Zach, como ya deben imaginarse.

Luna lleva un vestido azul precioso y unos tacones dorados, se ha dejado el pelo suelto y se lo ha rizado. No lleva mucho maquillaje, ya saben, rímel y un poco de brillo en los labios. Por otro lado, yo llevo una blusa verde y unos jeans, me he puesto mis Adidas favoritos y me he dejado el cabello suelto como ella, pero nada de maquillaje.

Carlos llega para recogernos, y aunque le rogué a Luna para irnos con los chicos, se ha negado rotundamente. Carlos no para de decir estupideces y de hacerle promesas falsas a mi hermana durante el camino y agradezco cuando llegamos a la casa de Evan y me bajo de este maldito coche. Otro minuto más con ellos y juro que vomito.

Mi hermana y su estúpido novio se marchan a buscar bebidas en cuanto entramos en la casa y yo me dirijo a la sala buscando una cara conocida. Después de unos cinco minutos buscando, encuentro a Zach, Brandon y Jonah en una esquina hablando. Me acerco a ellos y me reciben con una enorme sonrisa los tres.

—¡Hey! Ha llegado nuestra pequeña rebelde— me saluda Zach y yo solo sonrío.

—Hola para ti también, Zachy— lo saludo y todos se ríen.

—¿Por qué se demoraron tanto en llegar?— me pregunta Brandon.

—Luna se demoró escogiendo el vestido y Carlos llegó tarde a recogernos.

Brandon asiente y se pone a hablar con Zach de algo que no entiendo, creo que de coches o algo así, la verdad no tengo ni la más mínima idea.

Siendo sincera pensé que nadie vendría a la fiesta, ya saben, porque en parte es en mi honor, pero al parecer los Universitarios escuchan la palabra fiesta y les importa tres pepinos el motivo. Si hay bebidas gratis, son los primeros en aparecer.

—Karma, ¿podemos hablar?— pregunta Jonah y yo asiento.

Nos alejamos de los chicos y parece un poco nervioso cuando nos quedamos solos.

—Verás...he estado pensando y quizás, no sé si tú quieres, obviamente si tienes tiempo...que tú y yo...que nosotros...ehm...

—¿Me estás invitando a salir?— pregunto divertida.

—Soy un desastre, ¿verdad?

—Nop, eres adorable— le digo y él alza una ceja en respuesta.

—¿Entonces aceptas?

—Claro.

La verdad es que sí quiero salir con él, es un chico muy dulce, y nunca me ha tratado diferente por mi cabello. ¿Por qué le diría que no?

—Genial, después te envío un mensaje y quedamos, ¿sí?

Asiento nuevamente y volvemos a entrar. Jonah se une a un grupo de chicos y yo me dirijo a la mesa de las bebidas. No piensen mal, no voy a beber hasta perder los sentidos, pero tampoco voy a ir a una fiesta a quedarme parada en una esquina. Así no funciona esto.

Empiezo a servirme algo en uno de los vasos rojos cuando el mayor de mis problemas aparece, y sin siquiera dudar, me quita el vaso de las manos.

—Hola, copito— me saluda.

—Hola...leoncito.

Me fulmina con la mirada y yo me río abiertamente mientras él bebe de mi vaso. Una mueca se instala en su cara cuando termina de tomarse el líquido transparente y me mira directamente a los ojos.

Amor Apocalyptico [✔] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora