28. ¿Conoces el cuento?

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Karma Blame

Me levanto en la mañana y un punzante dolor de cabeza me ataca, quito cuidadosamente la mano de Max de mi cintura y me levanto de la cama con cuidado de no despertarlo. No sé exactamente cómo me entregué a él anoche, pueden culpar a mis incontrolables ganas de olvidarme de Evan o a la maldita familiaridad del cuerpo de Max.

Salgo de la habitación sin hacer ruido y bajo las escaleras, solamente llevo el pullover de Max, pero estoy demasiado cansada como para cambiarme de ropa. Entro en la cocina y me sorprendo al encontrar a Zach sentado en una de las sillas sin pullover y comiéndose unas tostadas francesas, mis tostadas francesas.

Paso por su lado y le quito el plato de tostadas, él reclama, pero lo fulmino con la mirada, no estoy de humor. Cojo una vaso y abro la nevera para servirme jugo, volteo y me siento en la mesa frente a Zach y él intenta disimular una sonrisa, cosa que no consigue porque estalla en carcajadas. Lo miro confundida y él se vuelve a reír.

—Noche loca, ¿eh?— me pregunta y yo alzo una ceja.

—No sé de qué hablas.

—¿Quién fue? ¿Evan?

Estoy a punto de responderle cuando entra el chico anteriormente mencionado por la puerta de la cocina. Tiene puesto un pantalón chándal y una camiseta blanca que se encuentra pegada a su cuerpo dejándome una vista estupenda de sus brazos y su pecho perfectamente definidos, su cabello está más despeinado que de costumbre y su cuerpo completamente sudado.

La imagen de Max ayer desnudo en mi cama viene a mi mente y por primera vez en mi vida me arrepiento de algo, no debí haberlo hecho con él ayer. Miro nuevamente a Evan, quien tiene una ceja levantada y su mirada viaja de Zach a mí y viceversa. Oh, sé lo que está pensando y no es nada bueno.

—No es lo que estás pensando— digo y me doy una palmada mental al instante.

Regla número seis: si te atrapan haciendo algo indebido nunca digas la típica frase «no es lo que estás pensando»

Es obvio, esa frase solo la dicen los culpables en las pelis, libros y en la vida real al parecer. Me levanto de mi silla pero por segunda vez me arrepiento de mis acciones porque la mirada de Evan se desvía hacia mis muslos desnudos. Mierda. Maldigo mentalmente y estiro el pullover de Max intentando cubrir mi piel, pero en vano.

—¿Ustedes dos...?— pregunta él, pero Zach y yo gritamos al mismo tiempo.

—¡¡¡NO!!!

Ambos nos miramos y casi puedo descifrar lo que me está preguntando con la mirada: Si Evan no es... ¿a quién coño te has tirado? Niego con la cabeza y vuelvo a mirar a Evan, quien sigue con cara de confusión.

Me acerco a él y me aclaro la garganta, aunque se me dificulta hablar porque me está poniendo muy mal de la cabeza tenerlo así de cerca y tan sexy. Él no dice nada y es obvio que está esperando mi explicación. Espera un momento ahí y respira con calma... yo no le debo explicaciones, él y yo no somos nada.

—Da igual— le digo y volteo a ver a Zach—. A tu casa. ¡Ahora!

Zach no protesta, pero me dedica una mirada que traduzco como «Más te vale tener una explicación lógica para esto» El pelinegro y yo nos quedamos en silencio mientras Zach se marcha y cuando nos quedamos solos, él me mira de una forma muy extraña. ¿Por qué me es tan difícil leer sus expresiones hoy?

Evan se sienta en una de las sillas y lo observo sacar el sobre que le di hace dos días, lo coloca sobre la isla de la cocina y me dedica una sonrisa de lado. Así que por eso está aquí...

Amor Apocalyptico [✔] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora