Epílogo.

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Dos años después...

MACERATA, ITALIA.

Dos años. Han pasado dos años desde el día que nos fuimos de Madrid y aún me duele la partida de Jonah. Por más que mis hermanos han intentado levantarme el ánimo, sigo pensando que fue mi culpa. No he hablado con los chicos, porque simplemente no puedo. Hell sí habla con Zach todas las noches, pero yo ni siquiera lo he intentado.

Italia es un país hermoso, no nos costó nada adaptarnos cuando llegamos, y mucho menos cuando mis hermanos ya hablaban italiano, yo tuve que ir aprendiendo poco a poco, pero ya lo hablo fluido. Nos encontramos en Macerata, una de las provincias más bonitas de Italia en mi opinión, y donde nadie nos encontrará, porque hemos dicho que estamos en Roma.

Los edificios son enormes, algunos anchos y otros más estrechos, pero muy acogedores. Las calles son un poco estrechas y varias personas siempre están caminando por estas, es como si la ciudad nunca durmiese. Por la noche es muchísimo más bonito, las luces alumbran todo el lugar y desde la ventana de mi habitación hay una vista perfecta, simplemente mágico.

Destiny y Hell me logran convencer para dar un paseo por la ciudad. Según ellos necesito relajarme y dejar de extrañar Madrid, así que aquí estamos, parados uno al lado del otro abrazándonos mientras un hombre nos hace un retrato.

Yo estoy en el medio, traigo un pantalón ancho, azul oscuro, combinado con una blusa corta sin mangas, negra y ajustada a mi cuerpo. En mis pies se encuentran mis queridos Adidas y en mi cuello mi colgante con mi nombre. El cabello me lo he dejado suelto y rizado, aunque no hay mucho que pueda hacer con él porque al llegar a Italia me lo corté por los hombros.

Hell se encuentra a mi derecha vistiendo un pantalón azul oscuro corto, como todos los hombres los usan aquí, trae una camisa blanca preciosa con los primeros botones desabrochados dando una vista de su pecho perfectamente definido. En sus pies están unos zapatos puntifinos que compramos la semana pasada y en su cuello el colgante con su nombre.

Su cabello rojizo está perfectamente peinado hacia un lado, dándole un toque mayor, y en su mano derecha descansa un reloj dorado que le regalé por su cumpleaños.

A mi izquierda está Destiny, y ella sí ama la moda italiana. Trae una blusa blanca que deja al descubierto sus hombros y un overol de mezclilla ancho que le queda precioso, en sus pies están unos tacones negros lo suficientemente altos como para que tenga la misma altura que mi hermano.

Su cabello negro perfectamente peinado cae sobre sus hombros definiéndose cada onda, y el colgante con su nombre está en su cuello.

—Il vostro dipinto è pronto, giovanotti— la voz del hombre me saca de mis pensamientos para decirnos que el cuadro está listo.

Nos acercamos para verlo de cerca y me quedo sin palabras. La verdad es que es precioso, nos ha dibujado exactamente como estamos ahora, es asombroso. Hell y yo también dibujamos, pero nada como esto.

—Grazie. E bellisimo— le agradezco y le digo que está precioso. Él solo asiente—, hai un talento incredibile.

Es la verdad, tiene un talento increíble.

—Quanti?— pregunta mi hermano el precio.

—Consideralo un regalo.

Nos sonríe y le devolvemos el gesto.

Destiny toma la pintura en sus manos y me dice que se adelantará hasta la casa para guardarlo. Mi hermano y yo comenzamos a caminar por la plaza observando a las personas que están bailando alegremente a nuestro alrededor y algo me llama la atención. Me detengo en seco y siento que me cuesta respirar.

Amor Apocalyptico [✔] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora