35. La despedida.

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No. No. No.

Esto no puede estar pasando.

Max cae arrodillado a mi lado con una herida de bala en el hombro, pero eso no es lo que provoca la opresión en mi pecho, sino la persona que se encuentra del lado opuesto con una herida en su pecho sosteniendo una pistola y sonriéndome tiernamente.

No sé cómo encuentro la fuerza para levantarme del suelo, pero lo hago. Comienzo a caminar hacia él, pero cae al suelo, provocando que las alarmas en mi cabeza se encendieran y comienzo a correr lo más rápido que puedo.

—¡Jonah!— grito y me tiro a su lado sosteniéndolo entre mis brazos—. ¡Jonah, mírame!

Él hace lo que le pido y me sonríe.

—¿Estás bien?— me pregunta.

—¿En serio me lo preguntas? ¿Quién es el que tiene una herida de bala en el pecho?

Intento reírme, pero no lo consigo, la herida es muy profunda y no sé qué hacer. Lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas y Jonah estira su mano para limpiarlas con delicadeza como siempre ha hecho.

Lo miro mientras lloro sobre su mano y él me acaricia nuevamente la mejilla. Sonríe, pero yo no puedo, sé que por más que salgamos ahora no lograremos llegar a un hospital para salvarlo, y eso me está destruyendo.

—No me gusta que llores— me dice.

—¿Por qué no me hiciste caso? ¿Por qué no te quedaste alejado?

Él se ríe.

—Porque no podía quedarme de brazos cruzados mientras tú estabas en peligro, simplemente no puedo alejarme de ti.

—Pero ahora tú...— intento hablar, pero se me raja la voz.

En todas las películas que he visto, siempre he criticado muchísimo a esos personajes que se quieren hacer los héroes y terminan lastimados. ¿Qué le constaba a Jonah escucharme aunque sea por una vez en su vida?

Miro rápidamente hacia donde se encontraba Max y veo que ya no está ahí, se ha ido. Le ha disparado a mi mejor amigo, y se ha ido. Un nudo enorme se instala en mi garganta y bajo la vista nuevamente hacia el rubio.

—¿Por qué, Jonah? ¿Por qué no me hiciste caso?— pregunto con la voz temblorosa.

—Te prometí que sería tu escudo sin importar lo que pasase y eso hice— su respiración se está volviendo más lenta—, solo cumplí mi promesa, tonta.

Más lágrimas descienden por mi mejilla y él me sonríe de lado, sus ojos están comenzando a cerrarse y una presión empieza a instalarse en mi pecho. Jamás había llorado por la muerte de alguien, porque nunca me había pasado, Carlos y yo nunca fuimos tan unidos como para eso, y a mis padres no los recuerdo, pero Jonah es diferente, él es mi luz.

Esto no puede estar pasando, no puede ser real, Jonah, él... él se va a ir y yo no puedo hacer nada para impedir que eso pase. Si tan solo me hubiese escuchado, si no hubiese venido.

—Yo... lo siento tanto, Jonah— comienzo a decir y otra lágrima rueda por mi mejilla—. Nunca te dije lo mucho que te quiero, lo importante que eres para mí, lo mucho que adoro tus bromas absurdas, que me gusta como finges ser inmaduro y estúpido para hacerme reír, que...

—¿Quién dice que finjo?— me interrumpe y sonrío de lado.

—Te quiero, Jonah.

—Te amo, Karma.

Siento una camioneta estacionarse a unos cuantos metros de nosotros y volteo a verla. Hell, Destiny y Luna bajan de esta con una expresión de preocupación al verme sostener a Jonah, sonrío al ver que Luna está bien, pero rápidamente ese sentimiento que no me gusta llamado dolor vuelve a mí, cuando la mano de Jonah deja mi mejilla y cae a su lado sin vida.

Amor Apocalyptico [✔] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora