"Incluso en la oscuridad absoluta, basta un pequeño punto de luz para vencerla."
Mi madre lo repetía algunas veces cuando entraba a mi habitación con una vela en mano para darme las buenas noches. Me aterraba la oscuridad, había noches que no lograba conciliar el sueño imaginando los horrores que ocultaba la penumbra de mi alrededor. Cuando ella se dio cuenta de esto, comenzó a quedarse conmigo para alumbrar el lugar hasta que caía rendido por el cansancio. Sebastian continuó haciéndolo por un par de meses en el instituto, después encontré una nueva luz que iluminaba incluso la oscuridad de mis pensamientos. Louis.
El simple hecho de saber que él se encontraba cerca de mí, calmaba todos mis miedos. Me sentía seguro, sabía que si algo ocurría él estaría ahí para protegerme. Que egoísta fui aquellos años, dando por hecho que era su deber cuidar de mí cuando tenía el peso de todo un reino y de toda nuestra generación sobre sus hombros. El día que nos separamos, juré que me volvería tan fuerte que podría cuidar de mí y de todos aquellos a quienes amo. Que iluso.
(...)
-Jamás entenderé lo cruel que puede ser el destino, cuando crees que te ha dado lo que tanto anhelaste, te lo arrebata. -Dijo la rubia, mirando a la nada mientras acariciaba el brazo del omega.
Harry se quedó en silencio, dejando un pequeño beso sobre su cabello. Ambos omegas se encontraban en la habitación de ella, acurrucados sobre la cama. Habían pasado tres días desde aquellos fatídicos acontecimientos, sus prometidos estaban demasiado ocupados con todo lo que se venía encima.
-¿Tienes hambre? Pediré que nos traigan la comida. -Dijo Harry, removiendose un poco para salir de la cama.
-No te vayas, por favor. -Le suplicó con una mirada suplicante, jalando de su manga.
-De acuerdo, no me iré. -Le dio una sonrisa tierna y se acomodó nuevamente. Ciertamente era él quien moría de hambre, pero no podía dejarla sola. Pasó casi media hora y alguien tocó a la puerta. -Pasa Lou. -Dijo ante la mirada sorprendida de su amiga. El castaño entró con una bandeja con comida para ambos.
-¿Cómo sabías que era él? ¿Él ya te...?. -Se apresuró a descubrir el cuello del rizado en busca de algo.
-No es así Gigi, solo lo sé. -Dijo entre risitas, cubriendose nuevamente ante la mirada confundida de su prometido.
-Supuse que tendrían hambre, les traje algo. -Dijo acercandose a ellos y colocando la charola sobre el buró al lado de Harry.
-Gracias Lou. -Le dijo con profundo agradecimiento.
-De nada, pequeño, ¿cómo se encuentran?. -Se sentó al lado del menor.
-Estaría mejor si Zayn estuviera aquí. -Dijo la rubia, desviando la mirada.
-El vendrá en un momento, está arreglando algunos asuntos. -Dijo, apenado.
-Seguramente tú estás más ocupado y estás aquí con Harry. -Se removio de los brazos del ojiverde, cubriendose con su manta.
El omega le dio una mirada de disculpa al alfa, haciéndole una seña para que se marchara.
-Me voy, cualquier cosa que necesiten, hazmelo saber, pequeño. -Le dijo con una sonrisa, marchandose de la habitación.
-¿Cómo supiste que era él?. -Se volteó apresuradamente.
-Ten cuidado, no hagas movimientos bruscos, Gigi. -Dijo, preocupado.
-Estoy bien, no te preocupes, ahora dime. -Le observó con curiosidad.
-Por la forma de tocar la puerta, tenemos algo así como una manera especial para saber que somos nosotros. -Mintió. Sabía que era él por su olor, podía reconocerlo a kilómetros si se concentraba lo suficiente, pero no podía decirle eso, esto solo ocurría después de haberse marcado y creado un lazo entre alfa y omega. Su caso era un tanto especial.
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Llamas gemelas |l.s.| Omegaverse
RomanceHarry es un Omega que está comprometido desde antes de nacer, con el príncipe Louis, un Alfa que cree que el lazo es solo un contrato para mantener alianzas entre reinos.