27. Daño colateral.

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El corazón de Harry latía con fuerza, mientras caminaba hacia los calabozos en donde se encontraban los culpables de la muerte de su hermano. Aparentaba total firmeza y seguridad ante quienes lo observaban, solo su prometido conocía sus verdaderos sentimientos, la impotencia, el odio y la sed de venganza de su alma. Louis lo veía de reojo de vez en cuando, preocupado por el príncipe, por la inocencia que perdió aquel lamentable día. Antes de atravesar la enorme y vieja puerta que daba a la prisión de aquellos asesinos, el mayor detuvo al de rizos.

—Detente un segundo. —Tomó suavemente a Harry por el brazo, evitando que continuara su paso. —Denos un minuto, entren. —Indicó a Zayn, Niall y el resto de guardias, quienes entraron y cerraron tras ellos. El menor le dió una pequeña sonrisa, intentando ocultar su sentir.

—Estoy bien, puedo con esto. —Intentó convencerle. El ojiazul le dió una sonrisa cálida.

—Sabes que no puedes mentirme, aunque te esfuerces tanto como lo haces ahora. —Tomó sus manos, dejando un tierno beso en el dorso se estas. —Y honestamente me duele un poco que lo hagas porque eso quiere decir que no te doy la confianza suficiente para que expreses tus sentimientos libremente frente a mí, discúlpame por ello. —Bajó la mirada un segundo.

—Lo siento, esa no es mi intención, no tiene nada que ver contigo Lou, solo no quiero ser débil y quizá si actúo como si fuese fuerte y seguro de mí mismo, lo voy a creer y un día no tendré que fingir. —Dijo, avergonzado ante la enternecida mirada del otro.

—Oh cariño, no por permitirte ser vulnerable a sentimientos negativos de vez en cuando, significa que eres débil o inseguro, significa que eres humano y tener todos estos sentimientos es lo normal. —Dejó un pequeño beso en su mejilla. —Pero eres un pequeño afortunado, ¿sabes?. —Le abrazó con fuerza.

—Sé que soy muy afortunado. —Dijo entre risitas.

—Ah, ¿Lo sabes? ¿y por qué lo eres?. —Preguntó el alfa, juguetón.

—Porque tengo al mejor compañero de vida del mundo. —Dijo, intentando contener una pequeña risita.

—Lo soy, lo soy. —Aseguró con suficiencia. —Pero para ser más exacto, de vidas. —Corrigió.

—¿Vidas?. —El menor ladeó un poco la cabeza, con curiosidad.

—Sí, ya sabes, quizá no sea la primera vida en la que nos hemos encontrado. —Acomodó un mechón que colgaba de la frente del menor.

—Oh, ¿Y qué piensas ahora sobre eso?. —Preguntó, jugando con sus dedos, nervioso. Recordaba aquella conversación en la que Louis renegaba de estar unido a Harry por alguna fuerza incomprensible y no por voluntad propia.

—Es una charla que tenemos pendiente, pero justo ahora no creo que sea el momento de llevarla a cabo. —Dijo, divertido, señalando la puerta con la mirada.

—¡Es verdad!. —Espetó con los ojos muy abiertos. —Lo olvidé por un momento. —Cubrió su rostro con ambas manos.

—Eso quiere decir que ya te encuentras más relajado. —Apartó las manos del menor de su rostro, quién le dió una mirada algo preocupada. —Tranquilo, estoy aquí contigo. —Le sonrió con tranquilidad.

—Sí, lo estás. —Le devolvió la sonrisa y nuevamente se colocó en una posición de firmeza, pero esta vez denotaba fortaleza real.

Louis abrió la puerta, dejando entrar primero a Harry. Todo mundo le abrió paso al príncipe quien con total seguridad se dirigió a la celda del final, en dónde se encontraba aquel hombre que había cegado la vida de su hermano. Para su desgracia, Niall era demasiado habilidoso tratando heridas y logró salvar la miserable vida del asesino. Louis no se alejaba de Harry más de un metro de distancia, detrás de él.

Llamas gemelas |l.s.| Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora