Capítulo 17: No.. No De Nuevo

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Está atardeciendo y Harry acaba de dejarse caer en picado hacia las gradas del estadio de Quidditch, con su traje de buscador empapado de sudor y una gran sonrisa en los labios, mientras se aferra con fuerza al mango de su escoba y siente el frío aire acariciarle el rostro con suavidad, casi con ternura. Una pequeña chispa ha nacido en sus hasta entonces opacadas esmeraldas, y a medida que pasa el tiempo, parece ir creciendo, cada vez más.

A su alrededor, a pesar de no verles, siente a Ginny, Ron e incluso a Hermione. A la que finalmente han convencido para jugar un dos contra dos; las reglas son simples: el primer equipo en atrapar la snitch, gana. Incluso el propio Harry lo tiene claro, los cuatro saben desde el principio cual de los dos equipos va a ganar, y aun así, no pierden la sonrisa. Ellos son las personas que más le importan en el mundo. No puede pedir más. Se siente feliz; extrañamente feliz. Y aunque ese año la Copa de las Quidditch no va a celebrarse por falta de miembros en todos los equipos, Harry casi cree oír el alboroto en las gradas, los miembros de su casa, animándoles. Los Slytherin abucheando, cantando aquella canción a la que los leones no dudaron en dar un pequeño giro, para adaptarla mejor a sus fines... A Weasley vamos a coronar...

Se siente flotar, se siente revivir, ha dejado todo atrás porque a pesar de estar a mediados de Septiembre es la primera vez desde el año anterior que tiene una escoba entre sus manos. Y no cambiaría por nada ese momento. No cambaría por nada ese vacío en su mente, ese no pensar para simplemente sentir. Se siente flotar. Se siente revivir. No quiere pensar en nada más, ni en las macabras ideas que le han estado acosando desde que destruyese el sombrero y la serpiente, ni en las miradas que sabe que le dirigen sus amigos en esos momentos, ni en las conversaciones que intuye tienen a escondidas sobre si deben o no hacer la temida pregunta. Ni en lo que contestará cuando llegue... "¿Qué tal?". Dos palabras que le están matando antes incluso de ser pronunciadas.

No piensa en ello; simplemente siente. Siente el aire golpearle la cara, lo siente helado en sus sonrosadas mejillas y travieso en sus desordenados cabellos, que se revuelven indomables, como siempre. Siente esa extraña felicidad en su interior, un sentimiento que hacía mucho que no experimentaba. Siente el pequeño nudo en su estómago, causado por la sensación de bajar en picado, y las lágrimas agolpándose en sus ojos producto del frío aire penetrando en ellos. Siente a sus amigos, esa extraña felicidad... siente que es una persona normal, por unos momentos. Todo lo normal que puede ser alguien que vuela veloz sobre una escoba oteando el horizonte y rodeado por otros tres jóvenes en la misma situación. También normales, de la misma manera que él, en ese momento.

Concentrado en esas sensaciones tan conocidas y ansiadas, olvida. Olvida su situación, su dolor, su miedo. Olvida todo y se concentra en sentir. Solo sentir. El viento helado, la escoba firmemente apretada entre sus manos, el ondear de su capa tras su cuerpo y ese cosquilleo creciente en su estómago. La ha visto, a lo lejos. Es increíble, pero su estómago sigue sintiendo ese cosquilleo de la primera vez, cada vez que la divisa. Es algo mágico, sin duda.

Ante los ánimos de Hermione, que junto a Ginny se ha quedado quieta unos metros por encima de ellos, observando, Ron aumenta el ritmo de su escoba hasta una velocidad nunca antes experimentada, aun sin resignarse a que su amigo atrape la snitch antes que él. Aunque sabe desde el principio que así será, el pelirrojo no puede evitar ese pequeño intento de última hora, ese vuelo veloz tras la escoba de Harry, que parece surcar el aire sin apenas perturbar su alrededor, como si su dueño perteneciese más bien a ese mundo, y no a la tierra firme donde todo es tan difícil. Mucho más difícil que volar tras una traviesa y enana pelotita de color dorado con alas zumbantes y veloces.

Harry, en el aire, que sin duda alguna es su elemento, olvida. Olvida todo y, por una vez en mucho tiempo, es feliz. Se siente feliz y es consciente de ello. Y eso es lo más importante. Es lo único importante. A esa altura, con el aire como única compañía, los problemas y preocupaciones de la tierra firme se alejan de él, de su mente, como un punto que va empequeñeciendo en la distancia, cada vez más, hasta convertirse poco a poco en algo tan imperceptible que casi es por completo olvidado. Da un pequeño suspiro de satisfacción y se acurruca contra el mango de su Saeta de Fuego. Ésta aumenta su velocidad, aun más si eso es posible. Para alguien que no le conociese, daría la impresión de que Harry va a desviar su dirección para evitar acabar chocando contra las gradas, que ya están peligrosamente cerca de su trayectoria. Sin embargo no lo hace, sino que apura su vuelo hasta el último segundo, sintiendo cómo la sonrisa se abre camino en su cara al anticiparse a los acontecimientos. Llegado el momento, alarga la mano. Es entonces cuando lo siente, cuando cierra los ojos, cuando las ganas de llorar invaden todo su ser. De forma tan inesperada que por un instante casi pierde el equilibrio que mantiene sobre la escoba.

Secuestrado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora