Secuestrado [TERMINADA]

Capítulo 16: Dolor...En Teoría

-¿Qué te ha pasado?

-¿Cómo es que estás aquí Harry? .

-¿Estás bien?

-¿Realmente estabas con Vol... con quien tu sabes?

-¿Desde cuando Draco Malfoy no te insulta cada vez que te ve?

Las preguntas de Ron se superponían a las de Hermione; pero Harry no contestó, concentrándose en los brazos de Hermione alrededor de su cuello y en los de Ron por encima de estos. Apoyó la cabeza en el hombro de su amiga y suspiró.

-¡Cuánto os he echado de menos! -dijo entonces, y no pudo retener las lágrimas por más tiempo.
Todo el sufrimiento, todo el dolor, las maldiciones y violaciones, todo lo pasado acababa de explotar en Harry. El chico no pudo evitar que los sollozos comenzaran a adueñarse de su cuerpo; y por una vez no se avergonzó de ello. Porque sentía a sus amigos alrededor; y no a Draco Malfoy, Severus Snape o Lord Voldemort.

Lloró sobre el hombro de Hermione, abrazado a ella y a Ron, durante minutos en los que el silencio y la amistad eran los únicos testigos de su dolor. Sentía la respiración agitada de Hermione bajo su pecho, y un nudo se iba desatando poco a poco de su garganta. Hasta que pudo suspirar largamente.

-Gracias -dijo simplemente mientras se separaba de ellos y miraba de los azules ojos de Ron a los marrones de Hermione sin saber como expresar en palabras todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Recordó el viaje en el carruaje; teniéndolos tan extremadamente cerca... iba a mencionárselo cuando de pronto la puerta se abrió y entró por ella una enfurecida McGonagall que no dudó un segundo en aferrar el brazo izquierdo de Harry separándole así de sus amigos.

-¡No me lo puedo creer! -exclamó cuando, ante un atónito Harry y unos extrañados Ron y Hermione, levantó la túnica del chico hasta dejar el antebrazo al descubierto. De pronto Harry comprendió. Había estado en la enfermería, precisamente con una herida en ese mismo brazo; era evidente que la enfermera habría visto su marca y no había dudado en avisar a la directora.

-No es lo que parece -se apresuró a excusarse el chico.

Ante la mirada extrañada de la profesora intentó explicarse mejor.

-Bueno... sí es lo que parece pero yo no quise que... Dios, es más difícil de explicar de lo que pensé...

Pero la profesora parecía haber entendido de pronto la situación; viendo la cara del chico se percató de que a él era al primero al que le molestaba, y mucho, aquella calavera tatuada en su antebrazo. Se preguntó qué más, a parte de eso y de las marcas de cortes que según Pronfey tenía por todo el cuerpo, le habría pasado...

Sólo entonces la mujer se dio cuenta de que había interrumpido un ansiado reencuentro; además de que en un cuarto de hora su clase habría comenzado, precisamente con los de séptimo. Hizo un movimiento con su varita y un montón de libros de séptimo aparecieron. Se los dio a Harry sin una palabra y después salió del aula, pensando que realmente había sido estúpido creer que Harry se hubiese unido a Él... Cerró silenciosamente la puerta, dejándoles a solas.

El timbre sonó por cuarta vez en el día. Eran las cuatro y media y por fin las clases habían terminado. Harry, Ron y Hermione se dirigieron rápidamente al exterior, deseosos de pasar un tiempo a solas antes de la cena. De pronto Harry paró de andar al escuchar, a su espalda, una femenina voz pronunciando su nombre. No había reaccionado cuando una cabellera larga y roja le cubrió la visión.

Tragó saliva, una, dos veces. Cerró los ojos y aspiró el olor de ella. Ginny. Un suspiro escapó de sus labios.

-A ti también te he echado de menos -murmuró sin separarse de ella.