Capítulo 42: Descubriendo Lo Que Permanecía Ocultó

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Ron despertó esa mañana más tarde de lo que incluso para él era habitual. Sin embargo, a varios de sus compañeros parecían habérseles pegado también las sábanas, puesto que cuando alzó la cabeza para sacarla por los doseles, vio un par de chicos pululando por el cuarto.

Fue entonces cuando todo llegó a su mente, de forma tan rápida como inesperadamente dolorosa. No. Nopodía ser cierto. Tenía que ser una pesadilla.

Miró instintivamente a la cama de Harry. Y al verla completamente hecha, un retortijón en el estómago le obligó a incorporarse.

-¿Dónde está Harry? -preguntó al aire, desesperado, mientras se ponía los zapatos a todo correr y se dirigía a la salida.

-Pues... no lo sé -le contestó Neville encogiéndose de hombros-. ¿Por qué? ¿Qué pasa? -preguntó al notar la desesperación que parecía haberse adueñado del pelirrojo. Pero Ron no llegó a escuchar las preguntas, porque cuando éstas salieron de los labios adormilados de Neville, él ya había salido a toda velocidad por la puerta y bajaba a todo correr las escaleras, hacia la Sala Común.

Una vez llegó abajo, se detuvo en seco.

La escena que encontró allí, le detuvo de forma completamente repentina. Inmediata. Infalible.
Harry, acurrucado sobre sí mismo en uno de los grandes y cómodos sillones frente a la chimenea, lloraba. No, nolloraba, más bien sollozaba. Y parecía estar hablando solo.
No, se dio cuenta Ron entonces, no hablaba solo. Hablaba con Alan, que estaba agachado, sobre el suelo, frente al sillón que Harry ocupaba.

Vio a Alan levantar una de sus manos y apartar con ella el pelo que caía sobre los ojos de Harry, y pegó un saltito en el suelo cuando su mejor amigo reaccionó lanzando un manotazo al aire que chocó con un sonoro golpe contra el brazo del otro.

-Déjame -le oyó gemir. Nunca había escuchado a Harry hablar de esa manera tan... desesperada.

Ni siquiera esa noche, cuando le había contado todas esas cosas, en lo que sin duda no había sido más que una pesadilla ¿verdad? Si. Una pesadilla, la peor de ellas sin duda. En cualquier caso, ni siquiera en su pesadilla Harry sonaba tan desesperado como en ese momento. Por eso Ron se empezó a preguntar si eso no sería también otra mala pasada de su mente.

-Harry... -escuchó entonces al otro-. Vámonos, Harry.

-No, no -sollozó Harry-. No nosvamos a ir a ningún sitio.

-Déjalo ya, Harry -protestó Alan entonces-. Llevas así casi media hora. Si no vas por tu propio pie, voy a llevarte a la fuerza. Te juro que te llevo a la fuerza.

-Si no voy por mi propio pie -repitió Harry con ironía. Entonces se remangó la túnica unos centímetros y agitó su mano frente a Alan-. ¿Te refieres a esto cuando dices tu propio pie? -entonces alzó la voz, y lo que salió de sus labios, se convirtió en un grito desesperado-. ¡No me jodas! -entonces se estremeció y dejó salir un gemido de desesperación que ahogó apretando su rostro contra sus rodillas.

-¡Harry! -protestó de nuevo Alan-. Harry, por favor. Tal vez tú puedas soportarlo, pero yo no puedo. Por favor Harry...

-No -jadeó entonces Harry elevando el rostro-. No quiero que Él... que tú... -Volvió a estremecerse y ocultó de nuevo su rostro encogido entre sus rodillas. Pareció de pronto hacer un movimiento que indicaba que pretendía ponerse en pie, y entonces su voz sonó completamente desesperada, rota y suplicante, cuando dijo esa única palabra-. Sujétame.

Alan suspiró entonces, pero se puso en pie y tras rodear el sofá en el que Harry estaba sentado para llegar al respaldo por la parte trasera, se apresuró a agarrar al chico por los hombros con fuerza. Harry se aferró a sus brazos como si temiese caerse del sofá en cualquier momento. Pasó un tiempo en el que lo único que en el lugar se escuchó, fue la respiración agitada de Harry.

Secuestrado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora