Capítulo 27: La Varita

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Pasaron unos minutos hasta que Harry levantó la vista desde el suelo, donde estaba sentado, sin sentir siquiera dolor en su trasero. Sin sentir nada más que su estupidez. Todavía no podía creerlo. Había murmurado el nombre de Severus mientras pensaba en él, bajo el cuerpo de Voldemort. Estaba verdaderamente loco si había dejado que eso ocurriese. Verdaderamente loco. De remate.

-Lo siento -susurró sin voz-. Lo siento muchísimo, yo...

-Deje de decir idioteces, Potter -la voz de Snape había vuelto a ser la de el profesor de pociones al que tanto odiaba, y sin embargo Harry sintió deseos de que el hombre se acercase y le abrazase con todas sus fuerzas para no soltarle nunca.

No se atrevió a decir nada. La escena vivida anteriormente le parecía tan subrealista que se obligó a olvidarla de un plumazo. Severus Snape no había gemido cuando Voldemort le había acariciado. ¡Por el amor de Merlín!, nada de todo lo que había visto instantes antes había pasado realmente. Harry no necesitó demasiado tiempo para convencerse de esas palabras. Para convencerse de que había sido su torturada mente la que le había jugado esa mala pasada, haciéndole ver y sentir cosas que no eran en absoluto reales. Por tanto, minutos después, había conseguido borrar por completo la escena anterior. Nada de todo aquello era real, por supuesto que no, entonces ¿qué sentido tenía mantenerlo en la mente? Lo olvidó. O se convenció de que lo había olvidado, lo cual era más o menos lo mismo. Y entonces se obligó a pensar en otra cosa. Cualquier otra cosa. Por ejemplo, el momento en el que Severus había ido a buscarle a Grimmaund Place.

No sabía qué clase de ser le había poseído el día anterior para pedirle que le besase. Cada vez que lo pensaba sentía que no había sido él quien lo había dicho, a pesar de sentirlo en su interior con tanta intensidad. Y cada vez que lo recordaba, como infinitas veces lo había hecho a lo largo de las últimas horas, se sentía flotar, sin saber bien por qué. Y cada vez que las palabrasSeverus me ha besado se perfilaban en su mente, sentía de pronto una cálida sensación en su interior que le hacía olvidar por unos instantes todo su miedo, dolor e inseguridad. Todo lo que no tuviese que ver con las miles de mariposas que se ponían entonces a revolotear en su interior.

Pero lo que le dolía, era que en el fondo de su corazón sabía que Severus lo había hecho por lástima. Sabía que con aquella palabra lo único que había hecho había sido confirmar sus sentimientos ante sí mismo, y tal vez ante el hombre. Pero nada más. Porque el día en que Severus Snape sintiese lo mismo que él hacia su persona, el mundo se habría vuelto completamente del revés.

Harry no se detuvo a pensar que el mundo ya estaba completamente del revés.

-Escucha Harry -Las palabras le despertaron de su ensoñación y fue entonces cuando las fuertes manos de Severus se colocaron en sus costados; y Harry se sintió alzado hasta la cama, donde fue depositado con cuidado, en el borde, con las piernas colgando dada la gran altura del mueble-. Tenemos que hablar de algo antes de que vuelva -diciendo eso Severus movió ligeramente su varita haciendo que la cadena que aun ataba el tobillo de Harry a la cama desapareciese.

-Dásela -le cortó Harry-. Dile que la tenía yo. O que la has convocado y ha aparecido por la puerta. No dejes que sospeche de ti, por favor, porque entonces sí que no podré soportarlo.

Por un momento Snape se quedó descolocado, pero a los pocos segundos comprendió a qué se estaba refiriendo el chico

-¿Estás seguro? -Harry asintió. Al fin y al cabo, que Snape tuviese su varita no le iba a servir de nada...- Pero de todas formas, no quería hablarte de eso; sino del regalo de Navidad.

Harry achinó los ojos, dirigiéndolos por primera vez a los eternamente negros de su acompañante. Y se perdió en esa mirada que, una vez más, se posaba en la suya consiguiendo estremecerle. Sacó la lengua para humedecer sus resecos labios, sin desviar un segundo la mirada.

Secuestrado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora